La romería de San Valentín recupera su fiesta campestre en Campanario
CONVIVENCIA ·
El entorno de la ermita de la Virgen de la Guía, en Campanario, se llena de vecinos de toda la comarca dispuestos a probar sus roscas.CONVIVENCIA ·
El entorno de la ermita de la Virgen de la Guía, en Campanario, se llena de vecinos de toda la comarca dispuestos a probar sus roscas.Cuando un grupo de campanarienses decidió, en 1986, iniciar una jornada campestre y festiva a pocos kilómetros de Campanario durante el mes de febrero, seguro que nunca pensaron el auge que llegaría a tener tres décadas después. La romería de San Valentín es todo un acontecimiento, puesto que se trata de las primeras celebraciones campestres del año, lo que hace que en ella se den cita vecinos de toda la comarca. Y eso ha podido comprobarse un año un año más durante el fin de semana del amor, previo a la celebración del 14 de febrero.
Después de no poder celebrarse el pasado año por la pandemia, esta fiesta en medio del campo es una de las primeras que se organizan en la comarca una vez superado lo peor de la crisis sanitaria del coronavirus. Por eso, San Valentín no defraudó a vecinos ni forasteros llegados de todos los puntos de la comarca.
Uno de los que más disfruta esos días es Antonio Arcos, actual presidente de la hermandad de San Valentín, a pesar de las duras jornadas de trabajo previas que conlleva poner en marcha el evento. Este campanariense cuenta que, realmente, lo empezó a mover un grupo de personas en la década de 1980. De ellos, ya no vive casi ninguno, si acaso uno o dos. Y los que quedaban los últimos años ya eran muy mayores y dejaron de hacerse cargo de ello.
Entonces, otro grupo de vecinos que tienen casas por este entorno tomaron el relevo. En el terreno en el que se celebra la romería no había absolutamente nada. Pero al propietario de la parcela le propusieron ceder un terreno para levantar la ermita en honor a San Valentín. Fueron Consuelo Fernández González e Isaac Albarrán Marzal quienes lo donaron. Además, la condición era la de que si no se llegaba a construir la ermita los terrenos donados, 36.000 metros cuadrados, volvían a su dueño. De modo que en 1986 tuvo lugar la colocación y bendición de la primera piedra de la ermita.
En un principio, el grupo pensó en dedicar la ermita al santo que más corazones ha unido, «pero cuando fuimos al Obispado a declarar la ermita nos dijeron que mejor adquiriésemos una imagen de la Virgen de la Guía», que era la que hace muchos años había existido en esta zona. En dicho lugar estaban los restos de lo que llaman 'las iglesias caídas', que tuvieron mucha importancia en su tiempo, «más incluso que la ermita de Piedraescrita», pero que acabaron desapareciendo.
La imagen de la Virgen fue encargada a un escultor de Villanueva de la Serena y costó 600.000 pesetas, pero también está a la derecha del altar la de San Valentín. «Y la campana fuimos a que nos ha hicieran en Montehermoso y nos costó 400.000 pesetas, y ya después, se hicieron los portales, los servicios y la nave», cuanta orgulloso el presidente de la hermandad.
Pero solo el hecho de ver el fin de semana la pradera llena de grupos disfrutando del día, con sus ricas viandas en las carpas montadas individualmente, es una alegría para sus organizadores. También contribuye a dar vistosidad a la romería de San Valentín la ruta ecuestre que organiza la Asociación Arte Campanario, donde más de un centenar de jinetes con caballos de varios puntos de la región hicieron el camino hasta la ermita.
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