Gusanos de seda.

Sericultura

Es de destacar la labor de ‘Quili’, que desde hace unos quince años viene estimulando a los alumnos de la Guardería Infantil Las Palomas en el arte de la cría de los gusanos de seda de forma lúdica

fernando gallego gallardo

Lunes, 26 de junio 2017, 09:54

En una de las mañanas de la despejada y seca primavera de este 2017, un reconocido y apreciado vecino portaba un manojo de hojas de morera para alimentar a un buen número de gusanos de seda.

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Ello me transportó a mi adolescencia, época en lo que era habitual la tenencia y cría de tales invertebrados en no pocos hogares del pueblo.

A modo de reconocimiento por la aportación del gusano de seda al desarrollo de la industria textil desde tiempos remotos, revisamos la historia.

Hace unos seis mil años, Si-Lin- Chi, mujer de Hong-Ti, emperador de China, adquirió gran afición por la cría de los gusanos de la mariposa de la seda logrando desliar el larguísimo y delicado hilo del que están hechos los capullos y emplearlo para tejer telas. Así se llegó al conocimiento del arte de criar los bómbidos o gusanos y de hilar y tejer la seda.

Según los historiadores chinos, con anterioridad al nacimiento de la emperatriz Si-Lin-Chi, ya en el Celeste Imperio se empleaba la baba endurecida del gusano de seda con el fin de confeccionar cuerda para instrumentos musicales y más tarde para tejer la muy apreciada tela de seda. Este género fue considerado en la antigüedad la fibra de los dioses.

El secreto de la cría del gusano de seda, la fabricación de la seda y el cultivo de la morera se mantuvo dentro de las fronteras de China durante más de tres mil años. Así nació la sericultura o cultivo de la mora y cría del gusano de seda para la producción de capullos. Los chinos se iniciaron en la industria de la seda en el siglo XII antes de Cristo y continúan siendo los principales productores del tejido más preciado del mundo.

La sericultura integra tres etapas: cultivo de la morera, cría del gusano de seda y obtención y procesado de la seda. Esta actividad no genera contaminación ambiental.

El arte de criar los gusanos salió del territorio chino a pesar de los rigurosos controles fronterizos. La fuga comenzó por el Turquestán hacia la India, Japón y Persia pasando posteriormente a Grecia e Italia. Los griegos y los árabes lo difundieron ampliamente por España, África Septentrional y el Oriente Próximo.

En Francia esta actividad alcanzó gran apogeo en el reinado de Luis XIV. Desde Europa, Asia y África se propagó a todos los lugares donde las condiciones climatológicas permiten la vida del árbol de la morera de cuyas hojas se alimentan los voraces gusanos de la seda. Fueron los españoles los que trasladaron a América la industria de la seda, con excelentes resultados.

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La morera es una planta perenne y rústica, florece en primavera y sus moras, más pequeñas e insípidas que las del moral, maduran en verano. Existen 119 variedades de morera. Las moras de la morera son blancas, y negras o rojizas las del moral. Ambas nos proporcionan un manjar ocasional en nuestras salidas al campo.

Existe diferencia entre el moral y la morera. El moral, que se tiene como oriundo de Persia, es más grande, crece hasta 15 metros de altura, de hojas dentadas y de forma acorazonada con un verde más intenso. En cambio la morera alcanza los 6 metros, las hojas son menos verdes, más pequeñas, delgadas y más tiernas, más apropiadas para la cría del gusano de seda. De la mora procede el nombre que se le da al color morado.

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Afortunadamente en el callejero de Campanario continúa existiendo la calle Moral; la propia placa aclara el origen de este árbol de la familia de las moráceas que imaginamos sería de grueso y recto tronco, amplia copa y fresca sombra.

Las hojas almacenadas se mantenían entre paños húmedos o en algún recipiente colgado en el interior del pozo para que no perdieran su frescor y textura, hasta la aparición de la nevera.

El gusano de seda no existe en la actualidad en estado salvaje, está completamente domesticado. El ciclo de su vida se divide en las siguientes etapas: huevo, larva, pupa y adulto. El ciclo se completa en un intervalo de 43 a 60 días.

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El capullo está constituido por la secreción continúa de seda en un solo hilo de 800 a 1.400 metros de largo. En pleno siglo XXI la seda es de los pocos productos naturales al que no se ha podido sustituir.

Actualmente se intenta potenciar la afición a la cría del gusano de seda en muchos sectores y, de este modo, se contribuiría a la recuperación de la industria de la seda además de minimizar el tiempo dedicado al teléfono móvil, asombroso invento para la comunicación pero peligroso y adictivo para jóvenes y adolescentes.

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Es de destacar la labor de 'Quili', que desde hace unos quince años viene estimulando a los alumnos de la Guardería Infantil Las Palomas en el arte de la cría de los gusanos de seda de forma lúdica, desarrollando en ellos la observación a través de las distintas etapas de la metamorfosis de estos laboriosos animalitos.

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