Un centenario fiel a sus ideas
Juan Andrés Murillo Sánchez es, a sus 103 años, el vecino más longevo de Campanario
Fran Horrillo
Lunes, 22 de mayo 2017, 16:00
Todos los 31 de diciembre, cuando el resto de los mortales nos despedimos del año en curso, el campanariense Juan Andrés Murillo Sánchez da la bienvenida a uno nuevo. Y ya van 103.
Juan Andrés es en la actualidad el vecino más longevo de Campanario y pese a su edad, sigue teniendo la cabeza bien amueblada. Hijo de Andrés 'El Pavo', vive en una casa del barrio de la Ermita con Kelly, una joven que se encarga de su cuidado.
Sus dos hijos, cuatro nietos y tres bisnietos viven fuera, repartidos entre Ciudad Real y Gerona. Y dado que su deseo es morir, cuando le toque, en su casa, ha decidido no moverse de su pueblo, en donde disfruta del día a día además de con Kelly y con sus dos sobrinos que viven en el pueblo, con su otra familia, la de su gran amigo y vecino Ángel Blanco.
A simple vista se le ve un hombre tranquilo y reservado, aunque los episodios tan duros que ha tenido que vivir en estos 103 años le hacen emocionarse con facilidad.
Y es que si algo destaca en Juan Andrés, es que es un hombre que sigue fiel a sus principios: "La vida pasa, pero los ideales se mantienen", acierta a decir al tiempo que sostiene una rosa en su mano y aprieta el puño con la otra.
Su amigo Ángel lo corrobora: "Juan Andrés siempre ha sido un militante acérrimo del PSOE". De hecho, ingresó en las Juventudes Socialistas en el año 1929. Un partido, como afirma orgulloso, "al que pertenezco y perteneceré mientras viva".
Sin duda, la Guerra Civil marcó de por vida a Juan Andrés. Tras hacer la mili con 21 años en Huesca, enseñó instrucción a las Juventudes de Campanario y cuando estalló el movimiento ingresó voluntario en las fuerzas de la República, prestando servicios donde hacía falta y ascendiendo hasta el rango de capitán. En combate fue herido en una pierna y la explosión de una granada le provocó la pérdida de la vista del ojo derecho.
Aunque el momento más crudo y doloroso lo vivió cuando fue apresado por el bando enemigo y el 25 de julio de 1938 tuvo a cuatro soldados delante dispuestos a fusilarle: "Me pusieron contra una peña y me dijeron si quería morir de espaldas o de cara. Yo les dije que quería ver a mis ejecutores, pero también les dije que la propaganda suya decía que al que no tuviese las manos manchadas nada le ocurriría. Al final, el teniente dijo: ¡dejadle, es español!", recuerda con voz entrecortada mientras se seca las lágrimas con su pañuelo.
Salvó la vida, pero el calvario para Juan Andrés continuó varios años más. Primero le condenaron a pena de muerte y luego se la conmutaron por 30 años de prisión, aunque el 9 de septiembre de 1943 obtuvo la libertad condicional. Entonces fijó su residencia en la aldea de San Benito, en Ciudad Real, donde le acogió un compañero "al que tendré siempre presente mientras viva". Empezó a ganarse la vida de peón con los albañiles, trabajando de sol a sol y ganando 7 pesetas y ya en el año 1947 mejoró su situación pues se colocó de pastor en una empresa. Una profesión que conocía bien, pues a los 7 años ya se iba con su padre a cuidar las ovejas. Eso sí, con el catón en la zamarra, para repasarlo en sus horas muertas, ya que aunque no estudió, siempre le gustó leer, escribir, echar números y aprender todo lo que pudiera.
Quizás, gracias a ese contacto con el campo y los alimentos naturales, achaque Juan Andrés su buena salud y su longevidad, ya que en su familia no tiene ningún antecedente familiar que haya vivido tantos años. "A veces comía bellotas con pan o un poco de leche de oveja. Siempre me han gustado las cosas naturales".
Tras jubilarse Juan Andrés regresó a su Campanario natal, al que siempre tuvo en el pensamiento, igual que a su Virgen de Piedraescrita. En la parte trasera de su casa, se echó un huerto y allí pasaba el rato pues, como admite, "no soy hombre de ir a los bares o a las 'picotas' del pueblo, donde sólo se dicen tonterías".
Una afición, la del huerto, que alternaba con las manualidades con juncia, haciendo enjalmas para las bestias o posijos, o disfrutando con su equipo de fútbol favorito, el Real Madrid. Ahora no sabría precisar cuántas Copas de Europa tiene el conjunto madridista, pero si barrunta, por lo que ve en el telediario, que su equipo puede estar a las puertas de otro éxito deportivo importante.
Ya suele salir poco, aunque todos los días recibe la visita de su amigo Ángel que le define como un "luchador nato y un amigo fiel de los que nunca fallan". Ambos comparten su pasión por el PSOE y de hecho, hasta que las fuerzas le han acompañado a Juan Andrés, siempre han ido a los mítines y asambleas del partido juntos.
Ahora es conocedor de la situación del PSOE, que celebró ayer lunes primarias, y más sincero no puede ser: "No lo veo claro". De siempre le gustaron Felipe González, Alfonso Guerra o Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y ahora lo único que desea es volver a ver a su partido gobernando el país.
Mientras eso sucede, el 'abuelo' de Campanario sólo pide mantener esa salud de hierro que le permita seguir cumpliendo años muchas Nocheviejas más. Por cierto, no es el único vecino que supera el siglo de edad, ya que María Huertas, la del 'Meriñaque', se conserva con la buena salud de su paisano, con el que se lleva unos meses, y en agosto próximo prevé soplar 103 velas.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.