El campanariense Juan Sánchez Huertas, nombrado Hijo Adoptivo de Gargáligas

El campanariense Juan Sánchez Huertas, más conocido en el pueblo como Juan Conejero, ha sido nombrado recientemente Hijo Adoptivo de Gargáligas.

Como recuerda su amigo José Egudis, Juan ejerció en esta entidad local menor dombenitense como maestro y director del colegio, durante doce años, al cabo de los cuales, hace veintitrés, retornó a Campanario, su primera escuela (en calle Pasahigos, altos de la casa número siete), donde en 2006, se jubiló.

Anteriormente desempeñó su profesión en Cataluña, Canarias, Andalucía y País Vasco de donde guarda gratificantes recuerdos y, todavía, mantiene contactos con ex alumnos de los pueblos de estas regiones en los que trabajó.

Sobre su labor educativa en la entidad local menor donde le han nombrado Hijo Adoptivo, José Egudis apunta: En Gargáligas, pueblo que visita regularmente y donde tiene buenos amigos, tuvo que hacerlo bien y su actividad no se redujo al recinto escolar. Sus alumnos visitaron y realizaron trabajos en el campo, talleres y excursiones escolares. Involucró a los padres en la tarea escolar y obtuvo de ellos toda su colaboración. Sus materiales curriculares podrían parecer pintorescos, desde luego originales, pero no menos eficaces y económicos. Reciclaba todo. Un compañero comentaba, Una zambomba, de un pomo; de macarrones, trompetas y de un tetrabrik, de un tetrabrik, ni te cuento. Salir al campo era volver con curiosas fotos, así como con determinadas piedras, raíces, frutos, semillas que transformaba en interesantes e inesperados objetos.

Además, destaca su afán de superación: Fue innovador y progresista. Habitual en cursos de formación, pues siempre decía que había que estar al día. No dejó, ni ha dejado nunca de aprender. Un habitual de la Escuela de verano de Extremadura.

José también valora otras facetas de Juan: Acérrimo defensor del entorno, medio ambiente y del patrimonio cultural de su pueblo. Problemas, dictados y redacciones reflejaban su conocimiento del medio. Extremeño y campanariense donde los haya. Además, reverdece en épocas como nochebuena, la romería o agosto. Amigo de sus amigos, algo guerroso.

Hábil, todoterreno y amante de las tradiciones: perigallos en el Corpus, zambombas en Nochebuena, mermeladas según épocas, murgas, y disfraces, en carnaval Herbolario, lexicógrafo local, compositor musical y cantautor si hace falta. Creador de sencillas obras teatrales, siempre de carácter local, que solía representar con sus alumnos. Son famosos sus recurrentes y oportunos acrósticos.

Por último, su amigo valora uno de los tesoros de Juan, y que puede visitarse en Campanario: Recopilador incansable, ha creado un Museo etnográfico y Arte y Naturaleza, una referencia local, al tiempo que ha restaurado un chozo de piedra, en Los Guilartos, con una bella panorámica, que ofrece a propios y extraños y sirve de meta de caminatas estivales. Además, ha sido coautor, con su amigo José Antonio Calle Martín, de un interesante, y minucioso libro titulado Los chozos de Campanario. Legado histórico y cultural de pastores, manual imprescindible para estudiosos del tema. Muy difícil no verle en actividades folclóricas-culturales, de las que era y es, a menudo, creador o promotor o crítico y vestido, para la ocasión, como corresponde.

Por todo ello, como apunta José Egudis, no es nada extraño el nombramiento de Gargáligas.