Un muro infranqueable bajo palos

Juan Carlos Rodríguez, 'Pilares', acumula más de una veintena de trofeos como portero menos goleado de fútbol sala

Fran Horrillo

Martes, 23 de agosto 2016, 08:00

Este verano no pensaba jugar, pero al final el gusanillo y sus amigos tiraron de él y de nuevo fue para sus rivales un muro infranqueable bajo palos. Juan Carlos Rodríguez Escudero, más conocido por el apodo de su abuelo, Pilares, participó este verano en dos torneos de fútbol sala en Campanario, las 24 horas y la liga estival, y en ambos consiguió de nuevo el trofeo de portero menos goleado.

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Dos más para la colección, que sobrepasa ya la veintena. Por eso no es de extrañar que su madre ya no tenga sitio para tanto trofeo y tanta copa.

Pilares comenzó jugando de portero al fútbol en las categorías inferiores del Campanario, llegando incluso a jugar en el primer equipo. Sin embargo, al no poder compatibilizar el trabajo con los entrenamientos, se decantó por el fútbol-sala y desde los 14 años disfruta echando el rato con sus amigos de siempre.

Un deporte que prefiere antes que el fútbol: El fútbol sala son más idas y venidas y te requiere estar más en tensión. Y eso me gusta.

Eso sí, es consciente que en fútbol sala, la figura del portero debe tener unas cualidades determinadas. De hecho, un es extraño ver a Juan Carlos gritando constantemente durante un partido para colocar a su equipo: Debe tener reflejos y buena colocación, así como corregir a sus compañeros, ya que desde atrás tiene la mejor visión. Aunque, sobre todo, un portero en fútbol sala tiene que ser valiente y no tener miedo a la hora de salir con decisión.

Unas condiciones que reúne de sobra. Y prueba de ello es que desde que juega al fútbol sala, han sido varios los percances que ha sufrido por su exceso de valentía: He tenido ya varios esguinces tobillos, torceduras en los dedos, distensión de ligamentos, un traumatismo craneoencefálico e, incluso, una vez me rompieron las muelas después de recibir una patada en la mandíbula.

Pese a todo, su gran afición le ha hecho seguir demostrando su valía bajo palos. Algo que, como asegura, ya no es muy usual en las nuevas generaciones: La gente de hoy en día, los chavales jóvenes, en cuanto tienen un problemilla lo dejan. Pasan del tema y a la mínima se achantan y no vuelven a pisar una cancha para jugar. Quizás por eso, yo creo que el nivel del fútbol sala en Campanario está bajando cada vez más.

Como buen portero, Juan Carlos tiene sus rituales y sus manías. Para empezar, siempre juega sin guantes ya que me gusta mucho el tacto del balón a la hora de atraparlo. Además, siempre suele vestir un pantalón largo, pero debajo lleva otro corto. En cuanto a la camiseta, empezó con las de manga larga, pero ahora ya apuesta por la de manga corta, pese a que está más expuesto a quemaduras. No obstante, las pistas de hoy en día tampoco tienen que ver con las de antes: La peor en la que he jugado fue una en El Torviscal, que era de cemento y acabé el torneo lleno de magulladuras.

El caso es que Pilares ya piensa en la retirada. Este año no quería jugar, sin embargo al final le convencieron y ganó la décima liga con el AyS Ruiz Muñoz, añadiendo un nuevo trofeo de portero menos goleado. Aunque para trofeo especial y emotivo uno de los primeros que se adjudicó y que dedicó a un compañero, Diego Kiri, que se rompió la tibia y el peroné tras chocar con él en un lance fortuito del juego.

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El tiempo dirá si Juan Carlos cuelga finalmente las botas. Sin duda, los que más lo agradecerán y los que respirarán aliviados serán sus rivales, cuando encaren portería y no vean bajo palos al muro Pilares.

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