En la Plaza de Jesús
Sin lugar a dudas el acontecimiento más grande vivido por los campanarienses, hace ya 60 años, tuvo lugar un 25 de septiembre de 1955
PEDRO JESÚS MORA ROMERO
Martes, 27 de octubre 2015, 08:27
En la trayectoria de un pueblo, hay fechas que nos marcan, nos señalan un antes y un después en la historia común que compartimos.
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Sin lugar a dudas el acontecimiento más grande vivido por los campanarienses, hace ya sesenta años, tuvo lugar en la Plaza de Jesús un 25 de septiembre de 1955.
Esa fecha, además, está reforzada por un sentimiento común de fe, devoción, fervor, veneración, amor que la hace diferente a todos los demás: La Barraquera, patrimonio de todos los hijos de esta noble y leal villa de Campanario, corazón de la Serena y en el cual quiso nuestra Madre establecer su trono. Como dice la canción de la Rondalla de la Virgen, los que fuimos testigos de este acto jamás lo olvidaremos: Aquel sublime momento, el de tu coronación, se ha grabado en nuestras mentes y estará siempre presente en nuestra imaginación.
Los requisitos necesarios para que una Virgen sea coronada son: la antigüedad en su veneración, la popularidad de su culto en toda una comarca o región y los milagros atribuidos. Todos ellos los superó la Patrona de Campanario con creces, añadiendo a estos una obra social consistente en dar alimentos y limosnas a los necesitados.
El Padre San José en 1751, al escribir la Historia de Nuestra Señora de Piedraescrita, la atribuye una antigüedad de mil años y dice que a pesar de la distancia a la ermita, durante todas las épocas del año, la venerada y milagrosa Imagen, recibe visitas de los que esperan alcanzar mercedes y que ella Madre de Misericordia concede.
Dos siglos más tarde, don Antonio Manzano, párroco de Campanario, escribe que lo que más le impresionó cuando tomó posesión de la parroquia fue la fe, el amor y tierna devoción de la piadosa feligresía hacia su excelsa Patrona la Santísima Virgen de Piedraescrita. Esa grata impresión se acentuó aún más cuando tuvo ocasión de admirar por vez primera la Sagrada Imagen, preciosa joya que a su mérito artístico une para los creyentes el prestigio secular de milagrosa y la veneración, el amor y la piedad ferviente de miles de generaciones. Así mismo nos relata que en el libro de visitas de 1925 a 1927 dejaron su testimonio miles de corazones afligidos y también consolados por su Patrona. De ellos recoge uno fechado el 31 de marzo de 1927: Estuve con mi esposo e hijo a cumplir una promesa. Por mi hijo que contrajo una grave enfermedad y la Virgen nos los trajo con salud, por lo que hemos venido a darle gracias y a andar de rodillas desde el Cestero.
Muchos son los favores que venerada y milagrosa Virgen ha concedido a sus hijos de esta hermosa comarca, como lo demuestran los exvotos que representan aquellas partes del cuerpo, que habían sufrido sanación y que los peregrinos colocaban en la ermita reconociendo la recuperación de alguna enfermedad o la solución de graves problemas. También lo confirman la enorme cantidad de poesías dando gracias a la Barranquera por los favores recibidos.
Los deseos de coronar a la Virgen se inician en el siglo XVIII con el padre San José, hijo de Campanario y ex Prior del Real Monasterio de Guadalupe. Pero este deseo no alcanza el fin que perseguía. Después lo vuelve a intentar otro sacerdote hijo del pueblo, don Pedro Gallardo Soto y tampoco tiene éxito. Más tarde también fracasa la idea de coronar a la Virgen que lanza don Antonio Manzano. Sin embargo, en 1954 don Jesús Aponte Ponce, hijo ilustre de nuestra villa, eleva preces a la Santa Sede la coronación canónica y el patronazgo sobre La Serena. Se conceden ambos en Roma, el del Patronazgo el 6 de diciembre de 1954 y el de la Coronación el 29 de dicho mes y año.
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Para que la coronación fuese un éxito hubo que ponerse manos a la obra y crearon una comisión pro-Coronación que se encargase de organizar y recaudar fondos para hacer frente a los inmensos gastos que conlleva tal acontecimiento para dar a conocer la noticia a cuantos más mejor.
Se escribieron cartas a todos los ayuntamientos de la comarca y Hermandades de Labradores y Ganaderos, a los emigrantes esparcidos por cualquier rincón del mundo incluido New York, donde residía Manuel García Manotas, que como es natural mandó su donativo. Éstos oscilaron entre los 050 céntimos y las 60.000 pesetas.
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Para que los altavoces resuenen la comisión se puso en contacto con Radio Nacional, la revista Eclessia y Radio Badajoz Emisora Sindical, con la que firman un contrato de trece días de duración desde el día 12 de septiembre 1955, para que en horas de máxima audiencia realizaren dos anuncios en sobremesa y dos por la noche con el siguiente texto: Campanario corona a su Reina el 25 de los corrientes. La Serena por Piedraescrita el 25 de este mes. Asóciate al gran homenaje a Piedraescrita el 25 de septiembre. Piedraescrita ama entrañablemente a la Serena. El coste total de esta publicidad fue de 667 pesetas.
El 25 de septiembre de 1955, en una mañana de sol radiante, la santísima Virgen fue llevada procesionalmente desde la iglesia parroquial hasta la Plaza de Jesús a hombros de los miembros de la comisión y colocada en una tribuna construida para tal fin.
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Presidió la procesión el Nuncio de su Santidad Pio XII acompañado del Gobernador Civil y Militar, Obispos de Badajoz, Prelado doméstico del Papa, Presidente de la Diputación, Alcalde de Badajoz, numerosos sacerdotes, autoridades locales y de la Serena y el Alcalde de Campanario, Urbano Caballo Calderón, portando las coronas realizadas en Talleres de Arte de Madrid y que debían ser entregadas antes del 31 de agosto de 1955. También acompañó a la procesión una banda de cornetas y tambores y una sección de la Guardia Civil.
La llegada de la Barranquera a la Arrabal fue apoteósica entre aplausos, agitar de pañuelos, vítores, lágrimas de emoción que se escapaban de los ojos de los devotos al ver a su Virgencita tan hermosa y sonriente
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Acabada la Santa Misa, el Gobernador Civil, padrino de la ceremonia, subió al altar con el Nuncio y los Obispos de la Diócesis al lugar donde se encontraba la Virgen, haciendo entrega de las coronas y Monseñor D. Ildelbrando Antoniutti procedió a colocar sobre la sienes de la Virgen una corona imperial adquirida por suscripción popular y que es una auténtica obra de arte.
Los vítores que no cesaban se entremezclaron con los estampidos de los cohetes y el repique general de campanas. Se soltaron una banda de palomas blancas entre los aplausos, el flamear de pañuelos y las aclamaciones que salían de las gargantas enrojecidas. A continuación se cantó el Himno Oficial de la Coronación cuya letra es de Fray Teófilo Antolín O. F. M. y música de Fray Sebastián Simonet O. F. M., organista de Guadalupe. Por último se descendió a la Reina de la Serena de su trono en medio de los vítores que no cesaban y acompañada por un inmenso gentío regresó a la parroquia por el mismo itinerario, donde finalizaron los actos.
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Gracias amigo Fran por permitirme una vez más escribir sobre Piedraescrita y Campanario y terminar con una estrofa que cantaba la rondalla de la Virgen: Tierra de conquistadores es esta tierra bendita, he nacido en Campanario y es mi querida Patrona la Virgen de Piedraescrita.
¡Viva la Barranquera! ¡Viva Campanario!
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