Juan José trabaja en su taller de Campanario. S.G.
CARA Y CRUZ DE LA CRISIS EMPRESARIAL

Juan José Caballero: «Sin romerías ni fiestas relacionadas con el caballo me han anulado prácticamente todos los pedidos»

TRABAJO A MANO ·

Este guarnicionero asegura que no le gustaría tener que dejar el oficio, a pesar de que reconoce que los trabajos artesanos no está valorados.

Domingo, 24 de mayo 2020, 11:46

Nació y creció rodeado de caballos y con un don para la artesanía que marcó su futuro profesional. Desde hace algo más de un año, Juan José Caballero, un joven campanariense de 26 años es el único guarnicionero que queda en la comarca de La Serena y de los pocos de la región, al menos que se dedique a ello en exclusiva

Tras mucho tiempo trabajando como herrador, decidió volcarse en este oficio artesano y montar su propio taller en el centro de Campanario. También tuvieron algo que ver los genes, ya que sus abuelos se dedicaron a la reparación de calzado a mano, «aunque de ellos poco aprendí, porque murieron cuando yo era pequeño», cuenta Juan José mientras no levanta la vista de la aguja con la que se afana en atravesar el cuero de una cabezada que está terminando.

Para ello se formó en el centro de formación ecuestre de El Rocío, donde consiguió entrar después de estar en una lista de espera. Allí aprendió el oficio para desarrollar el arte de trabajar diversos artículos de cuero o guarniciones para caballerías. Después, ha seguido diferentes cursos de fin de semana «para poderlo compaginar con el trabajo en la tienda», perfeccionando técnicas y ampliando su formación a la reparación de calzado y otros artículos «de forma manual».

Sin embargo, este joven emprendedor ha pasado de ver cómo en su primer año de negocio le llovían los encargos de quienes valoran los trabajos artesanos a sufrir los graves efectos económicos de la crisis sanitaria. Y no solo porque haya tenido que cerrar su taller durante dos meses, sino porque con la anulación de romerías y otras fiestas relacionadas con el caballo se ha quedado sin encargos.

Los pueblos de La Serena celebran entre los meses de abril y mayo sus grandes romerías. Esas en las que las fiestas camperas, acompañadas por carros, carretas y equinos, atraen a numerosos visitantes. Sin ir más lejos, los campanarienses no han podido disfrutar este año de su Romería de Piedraescrita y de la Feria de Abril. Ni tampoco San Isidro ha podido ser honrado como en otras ocasiones con festejos al aire libre y celebraciones con caballos y jinetes. Aunque uno de los mayores golpes para Juan José ha sido la suspensión de la Feria de Abril de Sevilla y El Rocío.

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Al mismo ritmo que se iban anunciando estas cancelaciones, a Juan José se le iban anulando los encargos, «muchos de ellos personalizados y en los que ya había empezado a trabajar», cuenta. Un hecho que ha tenido como consecuencia la pérdida del 80% de sus ingresos y de su temporada alta. «Entre los meses de marzo y mayo hago los ingresos mayores, casi tanto como en la época de Reyes», compara este artesano campanariense, que reconoce que habría vendido en 15 días lo mismo que en otra época del año tarda en vender en seis meses.

Juan José hace todo tipo de trabajos personalizados. S.G.

Entre esos trabajos anulados o no encargados están las decenas de cabezadas de caballos y el arreglo de muchas monturas, «porque es ahora cuando todo el mundo lo quiere a punto para tenerlo listo para estos festejos» o estrenar complementos. Y dado que las cancelaciones de festejos se han hecho a todos los niveles geográficos, se ha quedado sin clientes que confían en su trabajo que son incluso de Mallorca, de donde dice que también le llegan pedidos.

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Hace dos semanas volvió a subir la reja de su negocio y, aunque ahora entra poca gente, empieza a recibir ya algunos encargos que le mantienen en activo.

Este guarnicionero asegura que no le gustaría tener que dejar el oficio. «Es más, yo quiero vivir de esto, que sea mi modo de vida y, si es posible, si alguna vez tengo hijos, que continúen con ello», declara con total convencimiento, a pesar de que reconoce que los trabajos artesanos no está valorados. «Si cobráramos realmente por nuestra labor, no conseguiríamos vender nada», admite.

Y es que mucha gente solo ve el trabajo terminado, pero no echa cuentas en lo que hay detrás, explica. «Tengo que plantear los diseños, calcular el corte, coserlo a mano con hilos encerados, y es todo exclusivo», dice Juan José mientras trata de calcular de cabeza el tiempo que puede tardar en hacer una cabezada, unos petrales o incluso una montura.

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Para que se pueda valorar todo eso tiene su taller completamente a la vista y muestra los distintos tipos de cueros con los que trabaja, que son de becerro, potro, cabra, cerdo, venado o incluso a veces pieles exóticas para pequeños acabados o adornos. Emplea cada una de ellas según la flexibilidad, el tacto y la resistencia que requiera cada trabajo, que también está enfocado a la caza, haciendo protectores o manteletas para galgos que van a competición.

Vocación y ganas no le faltan a este guarnicionero de Campanario, que ahora espera que la clientela vuelva a ilusionarse y retome los trabajos. No en vano, ya se ha puesto manos a la obra para sacar novedades y tener más activas sus redes sociales, para evitar que la crisis lo deje totalmente en cueros.

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