

Fran Horrillo
Viernes, 22 de abril 2016, 06:06
El pasado 9 de abril, la Hermandad de Donantes de Sangre Don Benito-Villanueva celebró su 40 asamblea ordinaria en el teatro Las Vegas de Villanueva de la Serena. Un evento, donde se quiso poner en valor y reconocer públicamente la solidaridad mostrada por diferentes donantes de sangre de la amplia comarca en la que realiza su labor la Hermandad.
Entre ellos destacó un campanariense, Miguel Delgado Durán, al que junto con otros dos donantes más se le hizo reconocimiento especial al alcanzar las 60 donaciones. Este vecino de 55 años y conductor de profesión es de los que nunca falla cuando el Banco de Sangre de Extremadura recala en Campanario. Un hecho, al que él quita importancia.
--¿Cuántos años donando sangre?
--Puff. Pues creo que llevaré 27 o 28 años donando sangre. Desde que doné la primera vez, que creo que no había cumplido los 30 años pues no había nacido mi hija Puri, no he faltado a la cita ni una vez.
--¿Cómo surgió? ¿por vocación? ¿por herencia familiar?
--Qué va. Fue algo casual. Estaba con los amigos en el bar y surgió la conversación de que ese día iban los de donar sangre. Entonces fui y me presente allí y hasta la fecha. Desde entonces sólo he faltado una vez, que vinieron al pueblo pero mi mujer estaba ingresada. Así que ese día aproveché que estaba en el hospital y doné allí mismo. El resto de veces lo he hecho aquí, en Campanario.
--¿Se acuerda como fue esa primera vez que donó sangre? ¿iba con respeto o con miedo?
--Nada. Ni con miedo ni con respeto. Siempre que he ido a que me sacaran sangre nunca le he tenido miedo a la aguja. Y hasta ahora, nunca me he mareado con la sangre. Si uno va por primera vez, de nuevas, yo le recomiendo que no mire cuando le clavan la aguja.
--¿Tiene que tener un donante unas características o cualidades
especiales?
--Es cierto que antes de sacarte la sangre te hacen un cuestionario, para ver si hasta tomado en los días previos algún medicamento que esa incompatible. No puede donar cualquiera, ya que es imprescindible que tengas un buen estado de salud y que no padezcas en ese momento alguna enfermedad contagiosa.
--¿Se establece también un límite de donaciones al año?
--Antes aquí a Campanario venían los de la Hermandad con el equipo del Banco de Sangre cada siete u ocho meses, aunque bien es cierto que ahora ese plazo se ha acortado y visitan Campanario cada cinco o seis meses. Es entonces cuando yo dono sangre. En ningún otro sitio lo hago, nada más que aquí.
--¿Qué le lleva a acercarse al centro de salud cada vez que se programan extracciones de sangre en Campanario?
--Pues no se. Quizás sea el espíritu solidario y mi deseo de hacer bien a otras personas, a las que yo se que les puede venir bien mi sangre. A mí desde luego, el gesto de donar sangre no me cuesta trabajo y se que hace mucho bien, Por eso voy cada vez que tengo ocasión. Suelen avisarnos por carta una semana antes. Entonces, yo ya lo tengo en la cabeza y cada vez que salgo del trabajo, voy a donar.
--¿Cuáles son sus sensaciones una vez que se está comiendo el bocadillo y la bebida que dan tras la extracción?
--Pues con la sensación del deber cumplido. Sabes que has hecho un bien y entonces te vas a casa muy satisfecho, porque sabes que tu sangre hará un bien. Son unos 450 centilitros los que te sacan, que en realidad a ti te sobran y otra gente la puede necesitar. Los diez minutos que te tiras donando no suponen nada en realidad. Además, antes recuerdo que íbamos a donar al Pósito, sentados en una silla de plástico. Y ahora, te tumbas en una camilla y muchas veces te quedas hasta dormido.
--¿Qué les diría a aquellas personas que están dudando si donar sangre o no?
--Yo les diría que se conciencien, porque quizás algún día ellos o algún familiar puede necesitarla y en definitiva ir a donar sangre es ir a hacer un bien por los demás.
--¿Alguna anécdota durante todos estos años donando sangre?
--El miedo es muy malo, y claro que he visto a gente que ha llegado a la puerta y se ha dado la vuelta tras ver la aguja. O a gente que le han empezado a sacar la sangre y se han mareado y se han quedado fritos. O a otras que las han empezado a pinchar y no daban con la vía y tras varios intentos han tenido que cambiar de brazo.
--Campanario, en líneas generales, tiene fama de ser generoso en la donación de sangre ¿no?
--Este pueblo siempre ha sido muy generoso donando sangre. Ahora, menos mal que vienen dos días seguidos, porque antes cuando venían sólo uno, te tirabas dos horas esperando a donar sangre de toda la gente que había.
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