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Antonio Gallardo 'El colorín' con todos los discos publicados hasta la fecha.
“En el cante prefiero que haya más melodía en mi actuación”

“En el cante prefiero que haya más melodía en mi actuación”

Natural de Campanario y residente en Lleida, Antonio Gallardo tiene cuatro discos publicados, uno en solitario y tres con el grupo Porque Semos Asina

Fran Horrillo

Lunes, 17 de agosto 2015, 10:05

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Pocos conocen a Antonio Gallardo Calderón por su nombre. No obstante, si le llaman por su mote familiar, El colorín, todos saben que el paisano en cuestión ha nacido con una voz privilegiada y le corre el cante por las venas.

Antonio El colorín tiene 63 años, se crió en Campanario en el seno de una familia de agricultores, sin embargo en el año 1970 marchó a Cataluña en busca de un futuro laboral esperanzador. Desde entonces tiene asentada su vida y su familia en Lleida. Eso sí, sus dos visitas al año a su querido Campanario, tanto para la romería como para el verano, no faltan.

Profesionalmente fue conductor de camiones y autobuses. Aunque ahora ya está prejubilado, su ocupación nunca fue obstáculo para que Antonio siempre haya disfrutado del flamenco y del cante en todas sus vertientes.

--¿Qué recuerdos guarda de su Campanario natal?

--Pues buenísimos. Cuando me fui de aquí tenía 23 años, por lo que disfruté toda mi infancia y mi juventud con mis amigos. Por tanto, pasé lo mejor de mi vida en Campanario. Este es el pueblo en el que nací y lo adoro, al igual que mi mujer, que también es del pueblo. Nos sentimos muy identificados con sus tradiciones y tenemos mucha devoción por nuestra Virgen de Piedraescrita. Por eso, el venir aquí es un alivio. Allí en Cataluña todo está más enfocado al trabajo. Sin embargo, en el pueblo reina más la amistad y el compartir momentos con la gente, en los bares, con tus vecinos...

--¿Desde cuándo le atrae el flamenco?

--Yo se puede decir que he nacido cantando. Con seis y siete años, iba con Diego Pelele, Paco el Morao y otros amigos más cantando por las casas por Navidad. Además, recuerdo que de chico tenía de vecino a Pepe el Molinero. Le conocí ya jubilado. Me acuerdo que se sentaba en su umbral con su mono azul y nos cantaba fandangos a los muchachos que estábamos por allí. Él también me metió el gusanillo por el cante, porque siempre estaba canturreando. El caso es que cuando marché a Cataluña tuve una pausa, ya que allí como no te reunieras con unos amigos, apenas había ocasión para cantar. Todo hasta que se puso en marcha un centro regional en Lleida, donde nos juntamos todos los extremeños de allí, y entonces retomé mi afición y empecé a cantar de nuevo.

--Su actividad musical allí le ha dado incluso para publicar cuatro discos ¿no?

--Sí. El primero lo costeó la Generalitat, ya que me vieron cantar una vez en el centro regional, no les pareció mal como lo hacía y accedieron a subvencionar el disco. Aquí, en Campanario, se puso a la venta en los bares y se acabaron todos. Luego, los otros tres, formando ya el grupo Porque Semos Asina, lo hemos costeado nosotros con lo que sacamos de las actuaciones. Y es que por allí tenemos bastantes bolos, con actuaciones de dos horas cantando. Son unos discos que además de flamenco tienen otras canciones más comerciales, que gustan bastante, como algunas de Chiquetete, de Antonio Molina, incluso de Rocío Jurado o la famosa María la portuguesa de Carlos Cano. Eso sí, sacamos estos discos porque nos gusta, ya que no somos profesionales y no vivimos de la música.

--En todos sus discos tiene algún tema dedicado a Campanario ¿no?

--Sí. Canto fandangos a Campanario, tengo unas sevillanas dedicadas a la Virgen de Piedraescrita y en el último disco tengo un tema titulado El aire de los barrancos que me ha hecho Juan Sánchez Huertas. Además, tengo muchos temas dedicados a Extremadura.

--¿Qué palos le atraen más del flamenco?

--En Campanario empecé cantando flamenco por Juanito Maravillas y el Porras de Badajoz. Aunque tengo que reconocer que me gusta cantar también por Valderrama, por Pinto, por Rafael Farina, el Fary Yo desde luego me defino como cantaor. Me defiendo bien y me siento cómodo en los fandangos, tanto de Huelva como naturales. Las rumbas me gustan y las colombianas y las milongas también me atraen. Y aunque me agradan los cantaores más jondos, que son los que gustan por Campanario, no me han atraído tanto. Eso sí, si hace falta puedo cantar también por Camarón, aunque no con esa voz ronca, ya que yo tengo un trino, un gorgoreo, con el que puedo llevar el cante para arriba todo lo que quiera y bajar y subir. En el cante yo prefiero que haya más melodía en mi actuación. Cantar con una guitarra sola Por eso, creo que hemos sido pioneros con nuestro grupo al introducir, junto con la guitarra, el laud, que le da un toque especial al flamenco.

--¿Se siente querido y reconocido en su pueblo?

--Yo se que la gente me quiere y le gusta mi música. Sin embargo, como se suele decir nadie es profeta en su tierra y no me siento valorado en Campanario. Tengo la espinita clavada de no haber actuado aún en mi pueblo en un lugar adecuado, como los salones de la piscina o en el teatro Olimpia, donde la gente va a escuchar y el sonido es el correcto. Esta pasada feria de abril me ofrecieron cantar en la caseta municipal, pero decidí no hacerlo porque allí no suena bien y no se da el ambiente de respeto que se requiere para una actuación. Yo actué en La Laguna invitado por Felipe y aunque aquello se llenó y yo me volqué, tuve un equipo de música que no era el propio. Así que me gustaría actuar en un lugar como es debido, con mis músicos, para que mis paisanos vean lo que puedo dar en directo y que no sólo me escuchen en los discos.

--¿Qué le parece la gran afición al flamenco que hay en Campanario?

--Me encanta que todo lo que se organice en relación al flamenco tenga tan buena acogida. Siempre está lleno todo. Además, aquí el público se ve que es entendido en esto del flamenco y una cosa importante: es muy respetuoso con el artista. Ese silencio se agradece, porque al artista le gusta que le escuchen.

--¿A quién destacaría de aquí?

--Bueno. Por ejemplo, a mí me gusta mucho Paco Pinela. Con él he cantado trabajando y canta como los ángeles. Y es menos conocido que su hermano Manolo Pinela, que es otro gran cantaor, aunque con un cante diferente. Kiko El Salvaje también tiene ese tronío y duende de buen cantaor. Luego, hay otros chavales, como Paco Torres, Pelele o Gaspar Trenado que apuntan maneras, aunque encasillados en ese flamenco más puro que en Campanario gusta tanto.

--¿Se plantea volver entonces a Campanario?

--Pues es difícil. Como dice una de las canciones que tengo grabada La llamada de mi tierra, aunque mi pueblo me tira, ahora tengo allí en Lleida otras obligaciones. Allí viven mis dos hijas y mis dos nietos, y como abuelo tenemos que estar pendientes de ellos, cuidarlos, llevarlos y recogerlos del colegio... Así que haciendo falta allí, ¿qué pintamos nosotros aquí?

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