

En este 2019 se cumplen 40 años desde la constitución de los Ayuntamientos democráticos. Pues bien, si hay una figura histórica en estas cuatro décadas en las distintas corporaciones municipales de Campanario, esa es la de María Isabel Díaz Díaz. Y es que Maribel 'del Medior', como la conocen en el pueblo, fue la primera mujer de la localidad en convertirse en concejal. Además, se hizo rogar, pues hasta la tercera legislatura democrática no tomó posesión como edil una mujer en el Ayuntamiento campanariense.
En la actualidad tiene 55 años, es madre de tres hijos –Pedro, María Isabel y Alba-- y trabaja de ordenanza en el instituto de Campanario desde hace 25 años. Reconoce que le encanta su trabajo, pero echa la vista atrás y también recuerda esos años en los que, con su presencia en la política municipal, abrió muchas puertas a las mujeres en de la localidad.
--¿Cómo surgió la posibilidad de dar el paso para meterse en política?
--Yo era muy joven, tenía 23 años, y me propusieron formar parte de la candidatura del PSOE. Yo era una persona muy activa y con ganas de colaborar, pero era ajena a la vida política, ya que en mi familia no había ninguna vinculación ni ideología. Decidí aceptar el reto.
--¿Cómo recuerda esos primeros cuatro años de democracia? ¿Fueron duros? ¿Ilusionantes? ¿Con mucho que hacer?
--Recuerdo que había muchos proyectos, pero no todos se podían llevar a cabo, ya que en el Ayuntamiento había poco dinero. Sin embargo, había ilusión por lograr que nuestro pueblo pudiera tener unos servicios dignos.
--¿Qué tal con sus compañeros de corporación? ¿La respetaban? ¿Hubo algún rechazo por el hecho de ser mujer?
--Con mis compañeros era todo muy cordial. No hubo ninguna diferencia por el hecho de ser mujer, o al menos yo lo percibía así.
--¿De qué actuación o gestión de aquella legislatura se siente más orgullosa?
--Fueron años de cambios. Se construyeron viviendas, se creó el servicio social de base y ayuda a domicilio, y se construyó la casa de la cultura, entre otras cosas. Todo con mucho trabajo y dedicación.
Aunque debo reconocer que yo pude aportar bien poco daba mi juventud y mi falta de formación y experiencia en la política. Eso sí, creo que la representación de la mujer en el espacio público fue un paso importante.
--¿Cree que usted y otras compañeras que estuvieron en esos primeros ayuntamientos democráticos abrieron muchas puertas?
--Estoy convencida de que abrimos muchas puertas. En aquella época no fue fácil la participación de la mujer en la política municipal, y no dudo que en aquel momento causó sorpresa que yo formara parte de una candidatura. Y creo que más de una persona pensaría «¿qué hace esta muchacha aquí?». A veces lo pensaba hasta yo.
--Por aquellos tiempos, una lista paritaria o cremallera era impensable, ¿no?
--Pues sí, eso era impensable, pero entonces el PSOE aprobó en su congreso la cuota del 25% de representación femenina, y eso ya supuso un gran logro.
--¿Ha cambiado mucho la política de antes a la política de ahora? ¿A mejor, a peor? ¿Os llevabais bien?
--En realidad no puedo comparar la política de antes con la de ahora, puesto que yo estoy totalmente desligada de la política hoy en día.
Respecto a las relaciones de los miembros de la corporación, eran correctas. Por mi parte nunca hubo ningún tipo de roce con mis compañeros de partido ni con el resto de concejales.
--¿Qué cree que puede aportar una mujer al mundo de la política que no aporte un hombre?
--Una mujer, en la política, puede aportar exactamente lo mismo que un hombre. Partiendo de esa base, y desde mi punto de vista, si es cierto que la mujer tiene más empatía y más dominio de la comunicación.
--¿Considera que hoy en día la política no debería ser un obstáculo para que en un pueblo, como por ejemplo Campanario, convivan en paz vecinos de diferentes ideologías?
--Yo considero que dedicarse a la política no tiene porqué crearte enemigos por el mero hecho de ser de distinta ideología. Y no es nada complicado convivir en paz respetando las ideas de los demás.
--¿Qué le llevó a abandonar la política municipal?
--Yo estuve de concejala desde 1987 hasta 1991. En esos cuatro años pasé de vivir en casa de mis padres a casarme y tener dos hijos. Conciliar el trabajo y la vida familiar era muy complicado y era casi imposible disponer de tiempo libre. Y la política necesita mucho trabajo y dedicación. Por supuesto, mi prioridad fue y es mi familia.
--¿Aceptaría regresar si te lo propusieran?
--No, no volvería. Fue una experiencia de juventud. Yo pienso que hay que dejar paso a personas jóvenes, bien preparadas y con ilusión junto con las que aportan experiencia en la gestión.
--¿Cree que en la política municipal todavía queda mucho camino por recorrer hacia la igualdad?
--La mujer ha tenido que luchar mucho por abrirse un hueco en un mundo mayoritariamente de hombres, pero esa lucha y esfuerzo están mereciendo la pena. Campanario es un claro ejemplo de esa evolución de la mujer en la política, ya que desde que yo empecé hace más de 30 años, Campanario ha tenido una alcaldesa que luego fue diputada nacional, y en la actualidad tenemos una diputada provincial que también ocupa el puesto de teniente-alcalde.
A día de hoy, quedan atrás las cuotas de representación femenina, y así los candidatos a representar al pueblo son elegidos por su capacidad y valía personal, no por razón de su sexo. Y aunque en los primeros tiempos causara sorpresa el que una mujer fuese en las listas de una candidatura, es un orgullo pensar que hoy en día eso se ve con total normalidad.
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