«Debemos dejar atrás la rivalidad entre poblaciones y empezar a buscar los puntos en común para avanzar»
COMPROMISO Y ACCIÓN ·
Ana Caro Trenado es la presidenta de la Asociación 'Quercus Ilex' La Serena, desde que se pusiera en marcha hace unos meses. Actualmente, estudia en Salamanca Filología Hispánica y siempre que puede regresa a su pueblo. Un lugar desde el cual considera que queda mucho por hacer en materia de igualdad, y lo hace extensivo a toda la comarca.La asociación 'Quercus Ilex' La Serena surge a mediados de abril de 2019 con el objetivo de encontrar y alcanzar la igualdad en todos los ámbitos sociales, con afán reivindicativo y con ganas de desarrollar la cultura en la sociedad extremeña, y más concretamente, en la comarca de La Serena.
Formada por jóvenes con inquietudes feministas, pretenden que su discurso y su labor calen en todos y cada uno de los sectores de población de la zona, para abrirnos los ojos ante lo real y no lo que nos han inculcado. Ana Caro Trenado, es la campanariense que se ha puesto al frente de este movimiento con la mujer como bandera.
1. ¿De dónde surge esta asociación?
Quercus Ilex es el nombre culto que recibe la encina, y nos pareció apropiado como elemento representativo de nuestra tierra. Formamos la asociación personas de diferentes pueblos que nos dimos cuenta de que colectivamente y «hermanando» los pueblos de nuestra zona, podíamos tener mucha más fuerza que trabajando aisladamente desde una población.
Esto que en principio puede parecer muy trillado y simple, el «leitmotiv» de «la unión hace la fuerza», es muy complejo; ya que durante muchos años los pueblos de Extremadura hemos estado aislados y centrados en nosotros mismos, sin darnos cuenta de que el pueblo de al lado sufría los mismo problemas que nosotros.
Es más lo que nos une que lo que nos separa con Castuera, Quintana de la Serena o Zalamea. Debemos dejar atrás la rivalidad entre poblaciones y empezar a buscar los puntos en común, es lo que nos va a hacer avanzar.
2. ¿Qué objetivos tiene?
Nuestro objetivo es conseguir una Serena unida, feminista y en el que los jóvenes sintamos orgullo de representar nuestra tierra. Vivimos en una época en la que nos han enseñado, que lo que debe primar entre nosotros sea el individualismo, y esto es un error fatal, no somos nada como pueblo sin la ayuda del otro. Lo estamos viendo ahora, por ejemplo, con el tema del tren extremeño. Como comunidad, somos uno de los más olvidados, y si no nos movemos, nadie lo va a hacer por nosotros.
Como asociación queremos representar la colectividad rural, porque tenemos una historia, intereses y cultura común que hay que preservar. Esa misma ayuda que siempre ha ocurrido entre vecinos de un mismo pueblo, de la que nos orgullecemos, debemos extrapolarlas a nuestros vecinos comarcales.
3. ¿Quiénes forman parte de la asociación?
Somos chicas y chicos provenientes de diferentes puntos de La Serena. Villanueva de la Serena, Don Benito, Zalamea, Quintana, La Haba y Campanario mismo. El gran desarrollo que hemos sufrido como asociación ha sido cuando nos hemos expuesto con actividades, y sobre todo, en redes sociales, pues nos ha dado visibilidad. El sentimiento de que no estamos «solos» y aislados en nuestros pueblos, que hay personas como nosotros dispuestos a involucrarse y cambiar la sociedad, y que estaban a lo mejor, a 15 kms de nuestras casas…
Casi todos los que formamos la asociación estudiamos lejos de nuestras poblaciones, en Madrid, Badajoz, Sevilla o Salamanca. Cada vez que volvemos a nuestros pueblos, sacamos un rato de donde sea para organizarnos en llevar a cabo actividades que puedan contribuir y resultar interesantes para la sociedad extremeña.
4. ¿Qué tipo de actividades se organizan desde ella?
Las primeras actividades que hicimos fueron de carácter feminista. Estuvimos como «punto violeta» en el festival GraniRock de Quintana de la Serena, llevábamos unos brazaletes violetas para que cualquier chica que sufriera una agresión sexual pudiera dirigirse a nosotras y la pudiéramos ayudar. Después, en el mismo mes de Julio, organizamos las primeras Jornadas feministas, que se llevaron a cabo en el centro de ocio de Campanario. A ella vinieron diferentes asociaciones de distintas partes de Extremadura, como la Fundación Triángulo (organización que lucha por la inclusión de gais, lesbianas y distintos colectivos en Extremadura), Médicos del Mundo, el 8M de Badajoz o Zafra Violeta (que nos habló del papel de la mujer en el mundo rural).
Fueron unas jornadas muy útiles, en las que pudimos exponer diferentes puntos de vista y observar que hay realidades muy diferentes a las nuestras. También, cambiando un poco de tercio, tenemos pendiente organizar una ruta por los búnkeres de la Serena. Estas fortificaciones de la guerra civil española se encuentran en la mayoría de los casos abandonados, por ejemplo en La Coronada, cerca de La puebla de Alcocer o incluso en la pista que une Campanario con la zona del rio Guadalefra.
No es aceptable que no conozcamos que tenemos un campo de concentración aquí al lado, en Castuera. Aunque sea doloroso, de esto hay que hablar, porque olvidar nos condena a repetir la historia, y porque» lo que no se nombra, no existe». Queremos demostrar que los jóvenes tenemos memoria y que la tenemos en forma.
5. ¿Cuál está siendo la respuesta de la gente?
La verdad que está siendo muy positiva, cada vez se nos va uniendo más personas interesadas, sobre todo a raíz de las jornadas, que atrajeron a más personas de las que teníamos previstas. Siempre hay algo de miedo al organizar algo así en pueblos pequeños, porque el movimiento asociativo esta poco arraigado en la sociedad extremeña, pero una vez que nos conocen, se dan cuenta de que somos chicas y chicos normales que solo queremos alcanzar lo mejor para nuestra región.
También es de agradecer la ayuda desinteresada que estamos recibiendo por parte de organizaciones y ayuntamientos, como en el caso del ayuntamiento de Campanario, con las facilidades para organizar las Jornadas feministas en el centro de ocio. Es cuestión de justicia remarcarlo.
6. ¿Desde cuándo está implicada en movimientos feministas?
Ha ido en relación con el auge del feminismo que estamos viviendo. Desde implicarme en movimientos asamblearios en Badajoz donde pudiéramos llevar a cabo las políticas feministas, hasta llevar a cabo proyectos, el año que estuve siendo delegada de la Facultad de Educación. Ahora en Salamanca, acudo con mis amigas a manifestaciones feministas, e intento contribuir en asociaciones cuando el estudio me lo permite.
Simone de Beauvoir decía en «El segundo sexo «que «no se nace mujer, se llega a serlo», en relación a la construcción e instrucción social que recibimos desde pequeñas para convertirnos en la mujer que se espera de nosotras. Yo digo «que no se nace feminista, se llega a serlo». Si hemos tenido la suerte de ser instruidas en materia feminista, llegadas a ese punto, que mejor que compartirlo con otras mujeres, ¿no?
7. ¿Has recibido críticas por la labor que desempeña o por la forma de pensar?
A diario, siempre hay gente que no entiende el movimiento u opina que ya tenemos los suficientes derechos cubiertos. Hay mucha gente que te llama» feminista radical» por tu pensamiento, y cuando lo hacen, yo digo que sí con mucho orgullo, que lo soy; ya que «radical» viene del latín y significa «ir a la raíz del problema». No hay mayor elogio para una feminista.
8. ¿Qué mujeres son para usted referentes feministas?
Mi mayor referente feminista es mi madre. Mi madre y todas las mujeres rurales que sin ser conscientes han representado el movimiento feminista. Nuestras madres, abuelas, hermanas…a lo mejor no tenían un conocimiento feminista o cultural, ni acudían a manifestaciones, pero eran mujeres trabajadoras que sacaban sus casas e hijos adelante, que nos enseñaban el valor del esfuerzo sin grandes discursos, que cuidaban de nosotras porque saben lo que es ser mujer en una sociedad sexista o que nos instaban a estudiar y trabajar para tener una solvencia económica y no depender de ningún hombre.
Muchas veces tendemos a mirar a escritoras, músicas o políticas feministas en busca de referentes (que obviamente tienen una gran relevancia), pero nos olvidamos de la mujer que está a nuestro lado. Ellas son el feminismo en su máximo exponente, porque representan el feminismo práctico.
9. ¿Con qué colectivo de mujeres hay que trabajar más a fondo?
Sin ninguna duda, en lo que atañe a nuestra asociación, con las mujeres rurales y con las amas de casa. Nos hubiera encantado que a las jornadas hubieran asistido más «amas de casa», es el colectivo más difícil de alcanzar pero el más fructífero con diferencia. Nunca podemos dejar de intentar llegar a ellas porque son las que más sufren la desigualdad y la violencia de género.
10. Hay quienes no perciben situaciones de machismo hasta que no se lo ponéis delante, supongo.
Efectivamente, por eso es más fácil llegar a las mujeres, porque por razones evidentes sufrimos la desigualdad en nuestras carnes. Cuando a una mujer le hablas del «sororidad» (que no es más que la solidaridad y ayuda entre mujeres), igual le suena como un concepto muy abstracto y lejano, pero cuando le hablas del miedo que toda mujer ha sentido al llegar a su casa sola de noche, entiende al instante lo que es el machismo. Y es más, cuando esa mujer lo comenta con otra y se da cuenta de que los patrones se repiten, ahí es cuando se plantea que igual el feminismo le toca más de cerca de lo que se pensaba.
Hay una situación, por ejemplo, que tenemos totalmente normalizada. Es un detalle que hacemos las mujeres casi inconscientemente y que lo tenemos tan asimilado que no nos damos cuenta de la gravedad que engloba. Las mujeres nos avisamos entre nosotras de que hemos llegado bien a casa, porque siempre existe la posibilidad de no llegar.
«¿Has llegado bien»? son mensajes que los hombres no se mandan. Nos preocupamos por las otras. Mira, algo que me molesta mucho es que a las mujeres se nos califique de «cotorras» o « marujonas». En el mundo rural, por ejemplo, cuando una mujer se quedaba viuda, las primeras que iban a darla compañía eran sus vecinas. Es tu madre o amiga la que se queda al cuidado de tu hijo unas horas, por ejemplo, o la que te riega las plantas cuando te vas de vacaciones. Esas son rutas absolutamente «sororas» y feministas que las mujeres hemos aprendido a construirnos en una sociedad que nos quiere enemigas y no amigas.
Para que luego digan encima, la tremenda falacia, que las que más machacamos a las mujeres somos las propias mujeres. La mujer «no es un lobo para la mujer», y digo «lobo, no «loba», ya que las connotaciones que tiene «loba» son de carácter sexual. Otro ejemplo más del sexismo en el lenguaje.
11. Incluso habrá gente que ciertas situaciones o comportamientos no los perciba como machismo
Pues sí, pero con esa gente hay que intentar dialogar, y si no es posible, hay que seguir luchando igualmente. Si las feministas de la primera y segunda ola se hubieran rendido cuando las llamaban locas por pedir derechos tan básicos como poder ejercer el sufragio femenino, nosotras no estaríamos realizando ahora esta entrevista. A ellas también las decían que tenían todos los derechos cubiertos.
12. ¿Cuál es vuestra labor con respecto a los hombres?
Un hombre nunca va a sufrir las mismas discriminaciones que sufrimos las mujeres, pero por algo muy obvio, y es que no son mujeres. Sin embargo, el feminismo nunca debe tratar de excluirlos, porque ellos son parte del cambio y sufren sus propias discriminaciones. Es lo que se conoce como «la masculinidad tóxica». Ellos no van a temer que les violen al llegar a casa o que les digan alguna burrada si llevan pantalones cortos, pero si van a sentir la presión de tener que reprimir las emociones y no llorar ante los demás. No se convierten en hombres de segunda por ser más sensibles o por intentar resolver los conflictos sin agresividad. Los hombres también tienen una labor por delante, y es ser el hombre que les haga ser feliz ser y no el que los demás le impongan.
13. ¿Qué situaciones de micromachismos seguimos viviendo sin darnos cuenta de ello?
De los micromachismos se podría hablar bastante, pues no los encontramos todos los días y pasan casi imperceptiblemente. El lenguaje aquí tiene un gran poder. Desde hombres que dicen «yo ayudo en mi casa», como si el trabajo de casa no fuera algo suyo, y ellos solo echaran una manita. Lo más importante de todo esto, es que no lo hacen con mala intención, porque muchas veces se hace desde el desconocimiento.
Luego está el caso de la discriminación positiva, que parece beneficioso «a priori» para la mujer, pero esconde un perjuicio para nosotras. Como es el caso de que a las mujeres se nos deje entrar gratis en las discotecas y los hombres tengan que pagar. Cuando tú nos pagas con dinero, estas pagando con otro medio, en este caso con el valor sexual que representas como mujer. O el tener asimilado que una mujer tiene que «ser dulce y hablar bien», porque ellas son las señoritas. Las mujeres estamos cansadas de tener que estar siempre impolutas. Mantener una imagen perfecta es agotador, ya es hora de que nos revolvamos un poco.
O, ¿Por qué cuando vamos a un bar, está el cambiador de pañales siempre en el servicio de las mujeres? Son detalles que hasta que no nos empezamos a formar en el feminismo, no apreciamos, porque lo consideramos algo normal.
Propongo una actividad a las mujeres que lean esto, que estén una semana fijándose en todos los micromachismos que perciban. Al acabar la semana seguro están enfadadas y agotadas, y pueden comprender mejor lo que siente una mujer feminista que está constantemente alerta.
14. ¿Cree que ahora se le saca punta a todo y se trata de ver como machista una situación que no lo es?
No, creo que ahora no se pasa tanto por el aro en cuestiones de machismo y se señala más la discriminación. ¿Eso significa que ahora haya más discriminación? En absoluto, simplemente que ahora es más visible, y además empieza a molestar, lo cual está muy bien como mecanismo de cambio. El pensamiento de la gente no cambiará si el tema no les afecta directamente, por eso las feministas tenemos que ser, en ese sentido, incómodas.
15. Hay quien cree que el feminismo no es igualdad. Explíquelo
Primero tenemos que irnos a la definición de feminismo. Según la RAE, el feminismo es el principio de igualdad de derechos de la mujer y del hombre. Y para que lo diga la RAE, que actualmente está conformada por 46 catedráticos, de las cuales 7 son mujeres…ya deben tenerlo claro.
Hay algunos sectores de la sociedad más reaccionarios que no consideran al feminismo igualdad porque a ellos les interesa que las mujeres sigan manteniendo un papel bajo en la sociedad, al igual que les interesaba hace años que las mujeres no trabajaran. Si una persona no tiene independencia económica es más fácil de controlar, desgraciadamente.
Aquí entramos en una lucha de conflictos y en una forma de sometimiento más, es un tema complejísimo que nos daría para hablar horas y horas. Suelen ser los mismos sectores que no aceptan el matrimonio homosexual, por lo que tampoco nos debe extrañar su postura.
Hablando del sometimiento, leyendo «El segundo sexo» (que es un libro que vuelvo a mencionar porque me parece imprescindible y totalmente vigente), me llamó mucho la atención una idea que exponía la autora. Ella mencionaba que muchas veces nos preguntamos como las mujeres hemos podido estar tan discriminadas en la historia cuando suponemos más del 50% de la población mundial.
Normalmente, las discriminaciones ocurren de un sector mayoritario a uno minoritario, por clara superioridad numérica. Y sin embargo, ella exponía que esto ocurría porque el vínculo que la mujer tiene con su opresor no es comparable a ningún otro. Es muy fácil de explicar, si un hombre le dice a su pareja; «no te pongas esa falda, que se te ve todo», probablemente la mujer no se lo ponga porque cree que su pareja se lo dice por su bien y porque tiene una relación y un vínculo con su pareja. La discriminación es sutil, y por lo
tanto más difícil de ver. Es el caso de muchas relaciones de hoy en día, si ni siquiera sabemos que estamos sufriendo machismo en la relación con nuestra pareja, ¿Cómo vamos a solucionarlo?
16. ¿Qué se puede hacer desde los colegios?
Los colegios tienen un papel fundamental, no solo introduciendo clases, debates o charlas sobre feminismo, sino también desde el currículo. Muchas veces las docentes y los docentes se ven atados de pies y manos, porque no tienen un apoyo administrativo que les permita incluir los contenidos feministas en el aula (y aun así, siempre encuentran recovecos para hacerlo). Ya hay casos de planes de igualdad en las aulas, como la reforma de la ley de igualdad de Andalucía. También tienen un papel ejemplarizante (que a veces es más importante que 20 charlas feministas), en el sentido, de tomar medidas si una alumna, por ejemplo, está siendo acosada en clase. Es algo que se hace con normalidad en las universidades.
17. ¿Qué papel cree que juegan los medios de comunicación?
El colegio es una gran influencia para el niño, pero no podemos negar la importancia que tiene los «mass media» o medios de comunicación. Son poderosísimos agentes educativos y los niños deben enfrentarse a ellos con unos mecanismos que les permitan razonar y analizar si la información que están recibiendo de los «mass media» se corresponde con los valores que ellos quieren representar. De otra forma, están absolutamente perdidos. Muchas veces, por parte de los padres es muy complicado controlar todo lo que hacen o ven sus hijos. Hay que educarlos en que sean ellos mismos los que disciernan entre lo que está bien o no en materia de igualdad.
18. ¿Cuál ha sido el ambiente en el que se ha criado o movido, en materia de igualdad?
He crecido en un ambiente en el que el feminismo era un desconocido, prácticamente arcaico, no solo para mí, sino para la mayoría de la población. Ahora que está irrumpiendo con tanta fuerza, es muy interesante ver el contraste de hace tan solo 6 años atrás. Y es más interesante todavía, ver como ha llegado el feminismo a los pueblos. Observar que tu propia realidad cambia, como tus amigas se forman en feminismo día tras día, es impagable. Ese es el feminismo que cala.
Aquí me gusta diferenciar entre dos feminismos: lo que llamo el feminismo teórico y el práctico. El feminismo teórico es aquel en el que te consideras feminista, «yo soy feminista», solemos decir ahora con menos temor a que nos juzguen que antes. Pero no puede coexistir sin el práctico. El feminismo práctico es cuando te toca decirle a un conocido que no llame a esa mujer «puta» por el mero hecho de que no le caiga bien, es cuando te toca debatir en las cenas familiares (porque callar no es una opción) o cuando tienes que decirle a tu amiga que su novio, a lo mejor, no la quiere más por ser celoso. Es el feminimo que más cuesta porque nos afecta de lleno, además es un feminismo que agota, porque tenemos que estar en alerta constante. Pero sin el práctico, no puede una, considerarse feminista.
19. ¿Cree que la violencia de género, o el aumento de los casos, está relacionado con la mayor liberación femenina?
Es una pregunta muy interesante. No favorece directamente, porque el problema no es la liberación femenina, pero si indirectamente. Es un problema de fondo y no de forma, me explico. Bajo mi punto de vista, una de las grandes mentiras que se nos han vendido a las mujeres es la liberación sexual femenina como forma de libertinaje.
Toda mujer debería tener libertad de elección para poder acostarse con los hombres que deseara, por supuesto. Pero está muy de moda vender a las mujeres el ideal de que para ser felices tenemos que cambiar constantemente de pareja, cuando la realidad es que estamos usando a las personas como si fueran de «usar y tirar». Si se desea hacer eso, se tiene que tener muy claro que en cualquier tipo de relación sexual o sentimental tienen que primar unos cuidados básicos de cariño, respeto e igualdad.
Liberación femenina puede ser perfectamente una persona que lleve 8 años con su novio o marido y que mantenga una relación donde primen los cuidados por el otro y el respeto. A lo mejor esa chica está más liberada, porque ha entendido el precepto básico del feminismo, que no es más que la empatía por «el otro». Ya que desgraciadamente, la empatía brilla por su ausencia en las relaciones que mantenemos en el siglo XXI.
20. ¿Cree que algún día se alcanzará la igualdad?
Bueno, suena utópico afirmar que algún día se pueda llegar a alcanzar en toda su plenitud, porque discriminaciones van a seguir habiendo de todas clases y formas. Pero si que nos podemos acercar bastante a ella, lo que nos dicen los estudios es que en 2030 ningún país habrá alcanzado la igualdad. A veces suena desalentador, pero si hemos llegado hasta aquí, más razón para seguir.
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