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Juani Blanco, Toñi Pajuelo, Antonia María Díaz y Carmen Villegas, junto a la Virgen de los Dolores. S. GÓMEZ
Las mujeres se abren camino al frente de la Semana Santa de Campanario

Las mujeres se abren camino al frente de la Semana Santa de Campanario

ORGULLOSAS ·

Las cinco hermandades de la población cuentan actualmente con una mujer a la cabeza, y en un año de pandemia que será difícil de olvidar.

Viernes, 2 de abril 2021, 12:27

Aunque ha costado décadas romper barreras, el papel de la mujer en las hermandades religiosas se hace cada vez más visible. Y no solo como cofrades o costaleras en sociedades anteriormente formadas solo por hombres, sino ocupando cargos de responsabilidad. Prueba de ello es Campanario, donde cinco mujeres han abierto camino en el mundo de la Semana Santa. Por primera vez este año, en sus cinco hermandades hay otras tantas mujeres al frente.

Cuando a Antonia María Díaz le propusieron hace tres años encabezar una candidatura como responsable de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Santísima Virgen de la Soledad en su pueblo, al principio tuvo dudas. Aunque pertenece a ella desde hace años, la responsabilidad que implica el cargo es muy diferente a ocupar cualquier otra responsabilidad en la directiva. Aun así, animada por su familia y el resto de hermanos, se lanzó a la aventura. Y es que Antonia María hacía historia, porque tras ser fundada en 1667 y contar hoy con 703 cofrades, es la primera vez que una mujer dirige esta hermandad.

«Al principio no lo vi claro, pero pensé que era la oportunidad para cambiar algo que no había variado en siglos», recuerda. No se arrepiente de haber aceptado el reto «aunque supone muchos quebraderos de cabeza y lidiar con mucha gente, pero al final te quedas con los momentos buenos, que algunos hay», reconoce.

Y eso que apenas ha tenido oportunidad de vivir una Semana Santa «completa y normal». El primer año de su mandato salió la procesión del Martes Santo, pero el Jueves Santo por la noche, tras 'El Encuentro', «comenzó a llover y hubo que meter los pasos en los Mártires». Después de eso, no ha vuelto a haber procesiones.

Colocación de estandartes el Viernes de Dolores. S. Gómez

Quien también lleva en la sangre esto de ser cofrade es Carmen Villegas. Tanto es así que recuerda pertenecer a su hermandad toda la vida. Se trata del Jesús Cautivo y María Santísima de la Amargura. «En mi familia hay tradición de vincularnos a alguna de las hermandades casi desde que nacemos», cuenta. De hecho, ya es miembro su hijo con solo un año.

Antes de estar al frente de la suya, Carmen fue costalera y tesorera. Sin embargo, «hasta que no estás en el cargo, no sabes la responsabilidad que ello implica». En su caso, el anterior hermano mayor dejó el cargo y hasta que vuelva a haber elecciones ella asume la dirección. Para esta campanariense es «un verdadero orgullo» estar al frente de un grupo fundado en 1967 y con cerca de 500 miembros. «Nadie me ha tratado diferente por ser mujer», afirma. Aun así, cree que no se presentará a las elecciones. Y eso que se va a quedar con la 'espinita' de procesionar. En 2018 salieron el Miércoles Santo pero no el Viernes por la lluvia, y el resto de años siempre ha surgido algo que le impidió vivirla. En 2019 la Semana Santa le pilló de luna de miel, y en 2020, aunque no hubo procesiones, «tampoco hubiera podido ejercer el cargo porque estaba recién dada a luz», cuenta. En cuanto a la familia, asegura que entiende el tiempo que les quita esta ocupación, «e incluso se implican y eso hace que los dolores de cabeza después se vuelvan satisfacciones».

Si encabezar por primera vez una candidatura a una hermandad donde siempre han estado al frente hombres te pone en el punto de mira, más lo es hacerlo sabiendo que tu primer mandato será el de la Semana Santa de la pandemia. Es lo que le ha pasado a Toñi Pajuelo, que solo lleva cuatro meses al frente de la Hermandad del Cristo de la Expiación y María Santísima de la Victoria. Ha sido la primera vez que una mujer estaba al frente de una candidatura desde que se fundó en 1950. Incluso, hasta la década de los noventa solo estaba compuesta por hombres. «Estrenarme en un año de pandemia es algo que no voy a olvidar, aunque es cierto que cuando me presenté ya teníamos casi seguro que este año tampoco habría procesiones, pero alguien se tenía que poner al frente», dice. Es consciente de que la Semana Santa es algo más que sacar las imágenes a la calle, por eso «ser la hermana mayor de la primera Semana Santa sin procesiones quedará marcado», reconoce.

Quien apenas lleva también un año en el cargo es Juani Blanco, encargada de la Hermandad de la Santísima Virgen de los Dolores. Esta es su primera vez aunque desde que la hermandad se desvinculó de la del Nazareno, a principios de los noventa, siempre ha habido mujeres en la directiva. Ella destaca de este año la unión entre las directivas «porque ha habido que tomar muchas decisiones conjuntas y quizá también ha habido conexión por ser todas mujeres las que ocupamos la dirección».

Ana María Calderón, mayordoma de la Hermandad de la Virgen de Piedraescrita. S. GÓMEZ

Aunque si la Semana Santa se vive con devoción en Campanario, nada es comparable con la fe en su Virgen de Piedraescrita. Al frente de su hermandad está desde 2014 Ana María Calderón, cuando entró en la historia como la primera mayordoma. En 2018 fue reelegida para dirigir a más de 1.600 hermanos. En su caso, reconoce que «salvo no tener una fuerza física equiparable al hombre, una mujer puede abordar los demás temas en igualdad de condiciones», y ser la mayordoma de la Patrona de La Serena es una de ellas.

La Semana Santa atípica ha unido más que nunca a estas hermandades, al igual que el sentimiento de orgullo entre sus mujeres por formar ya parte de la historia religiosa de su pueblo, en un año que se recordará de por vida.

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