Derrota de un Campanario Atlético desconocido ante el Caputbovense (0-2)
Ni siquiera la salida al terreno de juego de Díaz, goleador en otras tardes, pudo evitar lo que se presagiaba: una clara derrota a la que no hay que poner excusa ninguna
PEDRO MIGUEL PoNCE
Martes, 25 de octubre 2016, 14:37
Se presentaba propicio el choque para la consecución de puntos de oro que pudieran acercar a los de Díaz a los puestos altos y seguir la estela del líder Miajadas, verdugo en la jornada anterior.
Con esos ánimos saltaron al Municipal del Ejido, Peri en la portería, Rufo, Churre, Diego Lapa y Mariano Gallardo en defensa, Ayuso, Ito Mapfre, Alonso y Berru, en el centro del campo y Talega e Ito Junior en punta.
En los primeros compases del choque ya se pudo adivinar que no iba a ser una tarde fácil, pues fueron los de Cabeza del Buey quienes se adueñaron del balón, sabiendo jugar con otro elemento que tenían a su favor, el aire, que sopló fuerte durante todo el partido.
En estos minutos iniciales todas las ocasiones que sucedieron fueron a favor de los foráneos, destacando dos buenas intervenciones del meta Peri: una parada a tiro lejano y una salida fuera del área cuando el peligro era inminente. En los locales, la sala de máquinas comandada por Ito y Ayuso intentaba, como en partidos anteriores, ejercer el control del juego, pero la claridad de ideas no era la misma, ni en ellos ni en sus compañeros. Tal es así que cuando corría el minuto dieciséis y tras el saque de una falta lateral, el delantero blanquinegro consigue ganar la espalda a la defensa local y de certero cabezazo, establecer el 0-1 en el marcador.
Dio alas este tanto al equipo visitante y en el minuto 23 el mal podía haber sido peor en otro lanzamiento repelido por el larguero. Se sucedieron a continuación varios saques de esquina contra el Atlético, todo fruto del dominio forastero. El Campanario se debatía entre un quiero y no puedo. Se abusaba de las conducciones largas, con pocos cambios de orientación y ninguna apertura a los extremos, facilitando así la labor del equipo contrario, que sin hacer nada del otro mundo, se bastaba con un juego práctico y sencillo para dominar el encuentro. La defensa, tampoco tuvo su día sobre todo a la hora de sacar el balón jugado. Aún así, como quiera que a veces las individualidades pueden solucionar este tipo de partidos, hubo dos claras ocasiones por parte de Ayuso al que le faltó el instinto rematador en el último segundo.
Con este panorama se llegó al descanso. El míster local, en un intento desesperado de cambiar el rumbo, realizó tres cambios de una tacada. Se quedaron en vestuarios, Churre, Alonso e Ito Junior, siendo sustituidos por Juan Pedro, Loren y Antonio.
Y parecía en los primeros minutos que ese golpe de mano podía surtir efecto, aunque fue diluyéndose poco a poco. En este comienzo parecía adivinarse otra actitud, con adelanto de líneas tratando de encerrar al contrario y con desplazamientos más rápidos de balón. Poco tardaría en llegar otro descalabro con la lesión de Tálega, que recayó de la lesión muscular que padecía, siendo sustituido por Manu. El revés fue aún mayor, cuando, cinco minutos después, el atacante Emilio, en una perfecta vaselina desde el borde del área, pone el 0-2, que cayó como un jarro de agua fría.
Con este marcador a favor, los visitantes se cerraron más, pero casi siempre conseguían sacar peligrosos contraataques. Por su parte, el Atlético seguía perdido en un mar de imprecisiones y desajustes en todas sus líneas.
Tan sólo hubo cierto atisbo de esperanza, cuando Loren, después de una genial jugada sorteando contrarios, estuvo a punto de inaugurar el marcador para los de casa con un lanzamiento respondido de forma extraordinaria por el portero. Pero todo fue flor de un día, porque después de algún arreón con más corazón que cabeza, el partido volvió donde estaba: un equipo con las ideas claras, sin florituras técnicas pero muy práctico, y otro, al que definitivamente no le salía nada.
Ni siquiera la salida al terreno de juego de Díaz, goleador en otras tardes, pudo evitar lo que se presagiaba: una clara derrota a la que no hay que poner excusa ninguna. Ni siquiera las ausencias significativas, jugadores con molestias desde el principio o lesiones inoportunas. Es lo que hay en este grupo. Cualquiera puede ganar a cualquiera y en esta ocasión al Atlético le tocó perder. Ahora queda luchar para intentar buscar una buena clasificación al final que alivie los cruces, donde como queda dicho, puede pasar de todo. La emoción está servida hasta el final.
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