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Unas clientas se interesantes por unas camisas. S. GÓMEZ
Los comerciantes confían en que la vacuna devuelva la alegría al mercadillo

Los comerciantes confían en que la vacuna devuelva la alegría al mercadillo

ESPERANZA ·

Actualmente, son unos 22 puestos los que se instalan, y confían en que a medida que los vecinos se vayan vacunando la afluencia será mayor y el mercadillo volverá a ser lo que era.

Miércoles, 3 de marzo 2021, 22:20

Que los mercadillos no han vuelto a ser lo que eran es algo indudable. La pandemia ha obligado a adoptar unas normas a la hora de acudir a comprar a los puestos que se traducen en menores ventas, ya que el número de personas que los frecuentan ha descendido, bien por precaución ante el miedo a los contagios, bien por la reducción de los aforos permitidos.

Sin embargo, estos lugares son seguros, siempre y cuando se respeten las normas que, en el caso de Campanario, tanto vendedores como clientes, cumplen al pie de la letra.

Y es que de ello depende que el mercadillo continúe abierto, tras varios periodos en los que tuvo que ser suspendido por el aumento de casos en la localidad.

Esta es ya la tercera semana, desde el último cierre, que el mercadillo municipal campanariense se monta. Y cada semana se nota que la gente va confiando más en este tipo de compras al aire libre, donde la distancia entre puestos, el control de aforo a la entrada y salida, así como la desinfección de manos hacen que se perfile nuevamente como una alternativa segura para hacer las compras cada martes.

Clientas en la frutería de Jesús S. GÓMEZ

Habitualmente suele haber unos 33 puestos fijos, aunque ahora el número ha descendido. Hay vendedores que, a pesar de tener la oportunidad, han decidido no montar sus puestos, por lo que en las últimas semanas son unas 22 las tiendas instaladas. Y eso que el Ayuntamiento aprobó en sesión plenaria la exención del cobro de la tasa de mercadillo a los puestos durante todo el año 2021.

En 35 años, Juan Carlos Soto no ha dejado de venir ni una vez desde Don Benito con su puesto de zapatería. «Las ventas son menos de la mitad de lo que eran antes de la pandemia pero hay que tirar adelante», dice resignado. Lo que más ha vendido en el último año han sido zapatillas de casa y deportivas «porque como no se podía salir, de lo demás nada».

Eso sí, varias clientas se acercan a preguntar precio, luego se prueban. «Nos acercamos a ver qué trae todas las semanas y algo picamos, porque es buen vendedor y es de fiar», dice una de ellas. Además, lleva ya una bolsa con fruta y una maceta. »A mí me gusta venir al mercadillo, y creo que no hay ningún peligro porque todos somos responsables«, añade.

Zapatería de Juan Carlos Soto. S. GÓMEZ

En cambio, un matrimonio que pasa delante del puesto confiesa que no suelen venir al mercadillo porque les pilla lejos. Ella tiene algún problema de visión y debe venir acompañada por su marido «por eso vengo poco, aunque cuando estaba en la otra ubicación me pillaba más cerca y sí lo frecuentaba», dice. Hoy han venido a buscar unas cortinas.

Un poco más adelante está el puesto de Modas Rosita. Ellos son como de la casa, porque son del pueblo. Confiesan que está desilusionados «porque antes venía la gente con alegría y las ventas están condiconadas al ánimo que tenga la gente», dice uno de sus dependientes. También se quejan de que el horario está ahora más limitado y «si no vendes entre las 11 y las 12 ya no hay nada que hacer, porque luego esto se queda vacío y a la una ha recogido todo el mundo, pero es lo que nos toca», comenta.

En los puestos de frutas, como el de Jesús, que viene de Miajadas desde hace 14 años, triunfan estos días las naranjas y las fresas. «Lo damos a buen precio porque hay que hacer que el cliente se ahorre un poquito y nosotros ganemos algo», comenta.

Él asegura que el año se ha salvado «malamente», pero reconoce que «poco a poco hemos salido, ya que hay algunos compañeros que no han salido de esta crisis».

Control de aforo y desinfección de manos a la entrada del mercadillo. S. GÓMEZ

Uno de los que pone el toque dulce al mercadillo es el puesto de turrones Calderón de Castuera. También trae polvorones, dulces o bombones «que lo vendemos barato porque es lo que queda de Navidad», explica su propietario. Eso sí, se lamenta de que llevan un año parados sin ferias «que es lo que nos salva», ya que en Navidad dicen que han vendido poco.

«A los mercadillos vienen pocos puestos y poca gente, y lo de suspender y volver a abrir nos corta mucho», reconoce este vendedor, que no tiene ninguna esperanza en este año porque están suspendidas todas las ferias. Ellos hacen el año recorriendo parte de Andalucía, especialmente Huelva. Pero explican que los alcaldes «no se pillan las manos con que pueda haber algún brote en las ferias, así es que esperamos que en el 2022 todo vuelva a funcionar».

Además, cuenta que cuando se decretó el estado de alarma les pilló cargados de género para comenzar las ferias y tuvieron que donarlo a Cruz Roja de Castuera y de Villanueva de la Serena porque se iba a echar a perder la mercancía.

Él se recorre pueblos como Guareña, Campillo, Santa Marta o Siruela, además de Campanario, y la situación es similar en todas las localidades, concluye.

Puesto de turrones y dulces Calderón. S. GÓMEZ

El mercadillo está a punto de terminar y una de las clientas aprovecha para mirar unos retales de tela para hacer unos manteles, y la vendedora se lo deja a mitad de precio «porque más vale tener la compra asegurada ya a esta hora», dice.

Poco a poco comienzan a recoger y los vendedores lo hacen con la esperanza puesta en la vacuna. Es martes y también ha sido día de vacunación en Campanario. Solo entonces, cuando la gente esté vacunada, creen que se perderá el miedo a salir. A partir de entonces esperan que el mercadillo de Campanario recobre la alegría que siempre tuvo.

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