

«La mejor manera de vivir» es el lema del Centro Multiasistencial Residencia 'Las Colmenillas' que acaba de abrir sus puertas en Campanario. Una frase que engloba la esencia de un lugar pensado para descansar, sentirse cuidado, estar cómodo, entretenido y a la vez tener asegurada una calidad de vida. Aunque más allá de las palabras, este centro residencial y de asistencia social, invita a «verlo y creerlo». Así lo resume su director, Javier Cortés, quien asegura que el concepto novedoso de las instalaciones y el servicio que se presta «solo es creíble si lo conocemos in situ, porque no hay nada igual por toda la comarca y alrededores», explica.
«Un concepto de residencia de cinco estrellas tenía que llegar ya a La Serena y Siberia extremeñas», añade, donde se ha cuidado hasta el más mínimo detalle para aportar el máximo confort a los usuarios. Los primeros ya tienen hecha la reserva para incorporarse en el mes de julio, y para ese inicio ya está puesta en marcha toda la maquinaria de esta gran familia, ultimando la formación específica del personal ya cualificado, ajustándose a los protocolos y directrices exigibles para ofrecer una asistencia personalizada.
Cortés insiste en dejar atrás el concepto de residencia de la tercera edad, para centrarse en un centro multiasistencial y sociosanitario, dirigido a cualquier segmento de la población dependiente, «abarcando un amplio abanico de usuarios, aunque conscientes de los mayores son los principales demandantes de estos servicios». Y aunque hubieran querido comenzar con este gran proyecto hace más de un año, la pandemia se cruzó en su camino y en el de todos, y no ha sido hasta ahora cuando ha sido posible retomarlo.
Se ha logrado la licencia de apertura el pasado mes de mayo, así como las acreditaciones para conveniar plazas para la Ley de la Dependencia. Las subvenciones regionales y la ayuda del Ayuntamiento de Campanario también han contribuido a que pueda echar a rodar este centro, que pretende que aquellos mayores que hasta ahora tenían que desplazarse a residencias de Villanueva de la Serena, Don Benito, Magacela o Castuera, tengan una opción más, «claramente diferenciadora».
Diferente
«Desde el primer momento quisimos crear un centro de referencia, no uno más, y que fuera de alto standing, dando un paso más adelante», reconoce su director. Para ello cuentan con 82 plazas, «aunque en realidad son 72 porque contamos con 10 habitaciones individuales con el concepto de suite, que es lo que más interés está suscitando, por su independencia y el mobiliario extra con que cuenta». El resto de habitaciones están dotadas de dos camas articuladas, y todas cuentan con toma de oxígeno.
Además, hay dos plazas para bariátricos, es decir, para personas con obesidad mórbida, «que no es fácil encontrar en otras residencias», matiza Javier Cortés. En ese caso, las camas están preparadas para soportar un peso de hasta 220 kilos.
A ello se unen servicios de fisioterapia, terapia ocupacional, talleres de animación, sala de juegos, cafetería, peluquería o podología «en un ambiente y con unas comodidades propias de un hotel de alto nivel». Cabe destacar la sala UCI con 4 plazas, preparada para aquellos usuarios que tras haber pasado por el hospital, necesiten tener un cuidado y vigilancia especial en esos primeros días. «Son camas similares a las de un hospital, con carros elevadores en lugar de articulados, separadas por boxes y con control de enfermería a pie de puerta».
No en vano, el responsable del 'Las Colmenillas' asegura que el propio SEPAD ha puesto este centro como ejemplo por las novedades que incorpora «y por todo lo que aportamos, que no lo hay en todos los sitios». Y si el interior es totalmente acogedor, el exterior invita a salir a pasear en la zona ajardinada, dice Javier Cortés. Son 2.000 metros cuadrados con zona de arboleda y césped, y un parque para actividades físicas. Aunque lo principal en este centro es el factor humano, tanto por sus residentes, como por el personal que forma parte de la plantilla.
En estos momentos 'Las Colmenillas' cuenta con cinco auxiliares de enfermería y una persona de supervisión, enfermera, trabajadora social, recepcionista y administrativo, una persona de mantenimiento y un director. A medida que vaya aumentando el número de residentes también lo hará el de los trabajadores. dice. Y en proyecto está incorporar un médico «para cualquier necesidad sanitaria que pueda surgir». Lo siguiente, dice, es visitar la residencia y querer quedarse en ella.
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