Bartolomé Díaz dedica unas palabras a su amigo Francisco Gallardo, fallecido el pasado 15 de abril
POR TODOS ·
Quisiera recordar a todos los que han muerto en Campanario en esta situación de confinamiento que aumenta aún más la tristeza de los familiares y amigos. Pedimos un recuerdo para ellos y, para los creyentes, una oración.
BARTOLOMÉ DÍAZ DÍAZ
Viernes, 15 de mayo 2020, 22:26
ÓBITO DE FRANCISCO GALLARDO TRENADO:
Tras una penosa y larga enfermedad, el 15 de abril de 2020, falleció en el hospital Villanueva-Don Benito nuestro amigo Francisco Gallardo Trenado, maestro de enseñanza en el vecino pueblo de La Coronada.
Allí, se consagró como un gran profesional y residió desde su matrimonio con Ana María Arias Guisado, con la que tuvo dos hijos, Francisco José y Ana María. Todos sus alumnos le recuerdan con cariño, la mejor nota que puede recibir un maestro.
Había nacido en Campanario el 14 de febrero de 1949, cursó el Bachiller en el colegio libre adoptado de su pueblo, la carrera de Magisterio en Badajoz y aprobó las oposiciones en Ciudad Real.
Antes de llegar al destino definitivo de La Coronada, ejerció en dos localidades de la provincia de Ciudad Real, Cabezarados y Saceruela -etimológicamente villa sagrada- ambos pueblos de unos quinientos habitantes y próximos a los límites con la provincia de Badajoz.
A nuestro amigo Paco, no le importaba los pocos habitantes, él estaba seguro que no le faltarían amigos, pues los que le conocíamos bien sabíamos de su carácter afable, de su facilidad para hacer amigos, de su buen arte de conversador sin importarle los colores, desprendido, generoso y solucionador de problemas, siempre dispuesto para ayudar a los demás.
Tenía amigos procedentes de la práctica del fútbol -en su juventud, fue un gran guardameta-. Con la caza era un artista, siempre disponía de excelentes perros adiestrados por él, esto derivaba en numerosas invitaciones a cacerías de los muchos amigos versados en este arte.
Cuando se aproximaba la vendimia, siempre agenciaba una buena viña para obtener los excelentes caldos que solía sacar con su cuadrilla; se acercaba a Campanario a por el molinillo metálico que él manejaba con desparpajo e ideó un procedimiento para eliminar con cierta rapidez los «estropajos» que caían de la tolva del molinillo.
En cierta ocasión, conocedor de que iba a Badajoz, me encargó una licencia de caza. Cuando recogí el impreso para cumplimentarlo, leí en él que, por diez pesetas más, se ampliaba el permiso para poder cazar el urogallo. Como jamás había sacado una licencia de caza, me pareció oportuno que mi amigo Paco pudiera cazar la sofisticada ave. Una vez entregada la licencia, durante un tiempo me repetía con cierta guasa que dónde había urogallos.
Siempre es triste y lamentable perder a un ser querido, en las circunstancias que se han dado por el confinamiento del COVID-19, sin lugar a dudas debe ser mucho más penoso.
A Paco le ingresaron en el hospital comarcal ylos médicos que le atendieron estuvieron en contacto permanente con el hospital sevillano Virgen del Rocío, que desde hacía once años trataban su enfermedad y aseguraban a la familia que lo que le iban a hacer en Sevilla, exactamente igual se lo harían en Don Benito.
Esta vez no pudo ser, en la mañana del día 15 de abril fallecía Paco. El coche fúnebre entró en La Coronada por «La Fama», atravesó la Avda. Juan Carlos I, Plaza Ntra. Sra. de Guadalupe y Carretera de Orellana, lugar donde se halla el tanatorio en el que fue depositado su cuerpo y velado, únicamente -por imperativo legal- por su viuda Ana Mari y sus dos hijos, Francisco y Ana Mari.
Al día siguiente, tras el rezo de un responso por el párroco, fue llevado al cementerio y se le dio cristiana sepultura. La comitiva estaba compuesta por el féretro y su esposa e hijos, llenos de dolor, cabizbajos y silenciosos, hundidos en sus pensamientos y rompiendo el monótono silencio con algún llanto latente pero permanente. Descansa en paz amigo Paco.
Un día después fallecía en Badajoz, atacado por el COVID-19, nuestro querido y común amigo Francisco García García, para los de Campanario, como tú bien sabías, «François». R.I.P.
Quisiera recordar a todos los que han muerto en Campanario en esta situación de confinamiento que aumenta aún más la tristeza de los familiares y amigos. Pedimos un recuerdo para ellos y, para los creyentes, una oración. Descansen en paz.
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