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El Miajadas vio frenada su racha invicto en Campanario

El Miajadas vio frenada su racha invicto en Campanario

El Atlético se impuso por 2-0 al líder, en un choque con mucha emoción y en donde los locales aprovecharon mejor sus ocasiones

PEDRO MIGUEL PONCE

Martes, 17 de enero 2017, 11:32

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Los números, como el algodón no engañan. Y las cifras, antes del partido del sábado indicaban que el equipo visitante, el Miajadas, llevaba 17 partidos sin perder (de ellos sólo un empate) con 85 goles a favor y 8 en contra. Guarismos para asustar a cualquiera, pues hay que reconocer que el equipo miajadeño se convierte en temporada tras temporada en el rival a batir en la liga de veteranos AFAS.

Posee una plantilla totalmente equilibrada, con jugadores curtidos en mil batallas de Tercera División y que se toman muy en serio esta liga, siendo rara la ocasión en que su entrenador no tiene que descartar gente, dada la predisposición de todos a querer jugar.

Frente a ellos, un Campanario Atlético que presentaba algunas bajas importantes, sobre todo a nivel ofensivo. Salió Díaz con el siguiente once: José Antonio en la portería. Defensa para Rufo, Churre, Diego Lapa y Manu. En el centro del campo, Cuco, Ito Mapfre, José Alberto, Ayuso, Mariano Gallardo y como único punta Talega, si bien es cierto que tanto José Alberto como Ayuso, con mucha movilidad durante todo el encuentro acompañaron al turronero en tareas de ataque. Jugaron en la segunda parte Mariano Arcos, Antonio y Díaz.

Los primeros minutos fueron de tanteo con ambos equipos respetándose, pues bien saben los de Miajadas que el Atlético no suele ser precisamente un rival cómodo. Por esos derroteros andaba el encuentro cuando una jugada muy bien llevada por la parte izquierda con un gran desmarque de un inconmesurable Ito Mapfre, termina en un centro, que rechazado por la defensa va a parar a las botas de Ayuso, quien al borde del área empalma un gran chut para inaugurar el casillero (1-0). No se había llegado a los diez minutos y los locales ponían sus cartas sobre la mesa.

Cayó como un jarro de agua fría en los visitantes el gol, pero los del Transtello siguieron jugando a lo que saben: un fútbol donde corre mucho el balón y poco el jugador, alternando el toque corto con largos desplazamientos.

No obstante, el peligro sobre la meta de José era inexistente, más bien al contrario, pues sería el otro guardameta el protagonista de una jugada muy importante para el transcurrir del partido. En una contra, extraordinariamente llevada desde atrás, José Alberto encara desde el centro del campo al portero visitante que le derriba al borde del área. La ocasión de gol era manifiesta. Así lo entendió el trencilla que señaló falta y mostró tarjeta roja al jugador visitante. Trastocó esta jugada los planes de los del Transtello, pues se vieron obligados a jugar con uno menos prácticamente setenta minutos. A ello hay que añadir otro daño colateral: Blázquez, uno de sus jugadores franquicia dejó su puesto al guardameta suplente.

En los minutos que transcurrieron hasta el descanso, cada equipo asumió el papel que le correspondía. Tocar e intentar llegar así al área contraria, por parte de los visitantes y esperar con una fuerte presión en todas las líneas para ejecutar contras fulminantes, era el axioma de los de casa.

Ambas estrategias pudieron dar resultado. Los foráneos no marcaron de milagro en una jugada que pareció de billar, con varios rebotes y cuando ya se cantaba gol, su infalible delantero Juan, le puso el balón de forma suave a un José que se encontraba en el suelo, pareciendo más una cesión que un tiro a portería.

Mientras, los de Díaz también supieron ejecutar su estrategia con veloces contraataques llevados con maestría por Ito Mapfre, José Alberto y Ayuso que enganchaban una y otra vez con un veloz Talega al que le fueron pitados varios fuera de juego, alguno de ellos cuando menos dudoso. En la medular destacaba Juampe Cuco en un alarde de facultades físicas, mientras que la defensa sobria y segura con la lección muy bien aprendida.

Una última jugada a la contra con posibilidades para Ito Mapfre, marcó el camino de los vestuarios.

Creyendo fielmente en sus posibilidades como no podía ser menos, salieron los forasteros que en los minutos iniciales acorralaron al Atlético. Reseñar una gran parada de José a tiro de Juan, después del lanzamiento de un córner.

Se volvía a repetir el guión de la primera parte, y de nuevo en el enésimo contraataque a Ito Mapfre le faltó la picardía de un delantero para haber sacado más partido a su gran jugada.

El partido era un toma y daca constante. Pudo igualar el Miajadas en dos remates en dos jugadas prácticamente consecutivas. La primera con un remate de cabeza repelido por la cepa del poste y en el siguiente minuto otro lanzamiento que se estrelló también en el poste. El miajadeño Juan volvió a perdonar en otra jugada peligrosa. No significaban estas oportunidades consecutivas que el Atlético estaba encerrado atrás. Sólo eran fruto de la calidad y mucha de la que disponen los actuales líderes y varias veces campeones de esta competición. Los campanarienses siguieron jugando de tú a tú, entendiendo perfectamente cuál era su rol y cómo podían hacer daño. Tal es así que volvieron a hilvanar varias jugadas, una de ellas maravillosa con un José Alberto estelar en las que podían haber sentenciado el choque. Todas ellas merecedoras de gol, pero lo que es el fútbol, éste llegaría en una jugada de auténtica picardía, con un rápido saque de banda, con centro al corazón del área, parcela acotada por el hortelano Díaz, que supo hacer lo que ha hecho siempre: recoger el fruto en el momento justo. 2-0 y partido prácticamente sentenciado.

El tanto fue protestado por los foráneos por considerar que el colegiado no había autorizado el saque de banda y los minutos posteriores hasta el final afearon lo que hasta entonces había sido un partido extraordinario. El árbitro se vio obligado a expulsar a dos jugadores visitantes, la primera por una entrada durísima y la segunda por quejas reiteradas.

En los compases finales, un eslalon de José Alberto, que de haber concluido, hubiera sido uno de los goles de la temporada. Con el pitido final, llegó la calma, y los jugadores miajadeños, de forma deportiva acataron el resultado, como no podía ser de otra manera. Alguna vez tendría que llegar su primera derrota.

Concluir diciendo que la victoria local fue totalmente justa. Fútbol son goles y aunque ocasiones las hubo por los dos bandos, los de casa estuvieron más acertados. Importante la expulsión inicial, así como importante la actitud que mostraron los campanarienses, donde no se puede destacar a nadie en particular. José estuvo fenomenal en sus intervenciones, la defensa, como quedó dicho, segura y sobria y el centro del campo y delanteros entendiendo que había que correr mucho para ganar este partido. Lección que también pusieron en práctica los suplentes Antonio, Mariano Gallardo y Juan Díaz. Quedó demostrado que con cualquiera se puede perder pero también se puede ganar a cualquiera. Mimbres hay para ello.

Los números, como se decía al principio no engañan y el Atlético fue una ecuación con muchas incógnitas que no supieron resolver los líderes actuales.

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